Cuatro años de promesas incumplidas, de contradicciones, de corrupción, de impunidad, de ineptitud, de caprichos y pataletas, de engaños, es resumen de malas cuentas para los mexicanos
Vivir en un país donde no hay buena señalización en las calles, difícilmente encontraremos señales claras para ver hacia dónde va este régimen político.
Un gobierno que se dice de izquierda y gira a la derecha, ¿por dónde se rebasa para tomar una ruta que nos indique ir hacia delante?
Cuatro años de promesas incumplidas, de contradicciones, de corrupción, de impunidad, de ineptitud, de caprichos y pataletas, de engaños, es resumen de malas cuentas para los mexicanos.
Cuando Andrés Manuel López Obrador tomó posesión del cargo de presidente en el 2018, con la banda tricolor en el pecho, nos recetó una lista de 100 compromisos a cumplir durante su mandato.
El “humilde hombre” de Macuspana decidió vivir en Palacio Nacional, nada menos que en la casa que fuera de Hernán Cortés, quien por su culpa los españoles mataron a nuestros ancestros mexicas, hoy López Obrador pide al rey de la madre patria le pida perdón por tales “atropellos”.
De viajar en un “ tsurito”, léase coche compacto sin aire acondicionado, López Obrador se transportaba luego en otro coche chico -de marca oriental, pero hoy en día viaja en camioneta Suburban blindada , de las que había “despreciado” hace cuatro años, se trasladó en helicópteros y aviones de la Fuerza Aérea mexicana y eventualmente en avión comercial, donde por cierto lo despiden los viajeros con abucheos .
Las Fuerzas Armadas, bendecidas con canongias nunca imaginadas, otorgadas por su jefe supremo, llevan las riendas de un sin número de obras y atribuciones dignas de un gobierno derechista.
Los militares realizan obras por asignación directa, sin que tengan que rendir cuentas a nadie, lo que propicia nudos de corrupción pues como reza el dicho: “en arca abierta, hasta el más justo peca”.
El señor que vestía con ropa de marca popular, hecha en Mexico, hoy viste con trajes hechos a la medida con tejidos importados como cashmer, lino y corbatas de seda.
Esas prendas que hoy porta el presidente de la República, habría que recordarle, son producto del neoliberalismo
que tanto “desprecia”.
Hoy el presidente López Obrador está muy enojado, tal vez más que de costumbre y lo hace en forma muy notoria pues no hay día que no ataque a todo aquel que difiera de sus opiniones y decisiones, además de oponerse a sus iniciativas de índole constitucional, como la Reforma Electoral.
El presidente es capaz de mentir pero no de disimular, así que no oculta su malestar cuando en los últimos días la ciudadanía que es la verdadera oposición, no los partidos políticos, atiborraron las calles de la capital del país y las de 50 ciudades más para manifestarse en contra de la Reforma Electoral que él propone y con estas actitudes democráticas, el no está de acuerdo; de tal manera que cada mañana , desde su púlpito, arremete contra la prensa, la clase media, los aspiracionistas, etc, etc, etc.
Y cierro con el verdadero decálogo de AMLO.
Un México:
– Sin un sistema de salud eficiente
– Sin medicamentos oncológicos prometidos suficientes
-Sin disminución de homicidios dolosos, tan solo en el mes de octubre pasado se registraron 2 mil 766; y 80 feminicidios
– Sin reducción de la pobreza -con datos oficiales: 44.9 millones de mexicanos en extrema pobreza
– Sin combate al narco tráfico y de personas
– Sin la venta del avión presidencial
– Sin control del huachicol
– Sin control migratorio
– Sin un programa educativo definido
– Sin una política exterior que rescate el lugar distinguido que Mexico había logrado por tantos lustros.
Y así podría seguir con otros decálogos no menos importantes pero “para muestra con un botón basta”.
¿Por qué hacer las cosas mal si el mismo trabajo cuesta hacerlas bien?
¡Digamos la verdad!