En entrevista a Foro TV, Rubén Aguirre habló sobre su reacción respecto a la muerte de Roberto Gómez Bolaños, diciendo que hubo gente que siempre estuvo con él, que siempre estuvo a su lado y que fueron sus amigos por mucho tiempo. “Estoy anonadado, estoy destrozado, no solamente se fue el amigo, el compañero, se … Continued
En entrevista a Foro TV, Rubén Aguirre habló sobre su reacción respecto a la muerte de Roberto Gómez Bolaños, diciendo que hubo gente que siempre estuvo con él, que siempre estuvo a su lado y que fueron sus amigos por mucho tiempo.
“Estoy anonadado, estoy destrozado, no solamente se fue el amigo, el compañero, se fue el mejor escritor de comedia que ha habido en México en los últimos 100 años”, declaró
Destacó que Roberto Gómez Bolaños era el mejor escritor de los últimos tiempos en México, además de sus grandes conocimientos en dirección y en libreto; sobre todo sin malas palabras, ni mentiras.
Narró Rubén Aguirre que él decía que su rutina era trabajar y más trabajar, porque el éxito fue alcanzado, en palabras de Chespirito decía “son muchas horas nalgas”.
“Yo soy igual de cursi que el Profesor Jirafales”, recordó el actor, quien dijo que el maestro de El Chavo del 8 fue el más sencillo de caracterizar; pero por el otro lado el personaje de Rubén Castañeda de “Los Chifladitos” fue el más difícil por sus diálogos sin sentido.
Explicó que ningún personaje utilizó apuntador electrónico durante las grabaciones, pues todo era de memoria; además destacó que Ramón Valdés no estudiaba nada el librero, pero él interpretaba sin ninguna equivocación.
Un día con Chespirito era empezar a las 8 de la mañana a una sesión de maquillaje, después a las 9 ensayaban “en frío”, es decir, sin cámaras para después hacerlo con ellas. La grabación final empezaban a las 3 de la tarde y los días más pesados era cuando había efectos especiales, ya que no se contaba con la tecnología de ahora.
Recordó que no había mucha improvisación en las grabaciones con Chespirito, así que tenían que leer los libretos una y otra vez, lo que le ayudaba a no reírse en las grabaciones de los chistes.
Finalmente estableció que los guionistas de hoy deben crear nuevas maneras de reír, ya que los programas cómicos de hoy son los mismos que en las décadas de los 40 y 50.
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