Un estudio español publicado en la revista Tobacco Control, reveló que existe una relación entre las mujeres fumadoras y el bajo nivel educativo. De acuerdo al estudio la cantidad de fumadoras en España y que tienen bajo nivel educativo es incluso mayor a la de los hombres con las mismas condiciones. Acorde a cifras de … Continued
Un estudio español publicado en la revista Tobacco Control, reveló que existe una relación entre las mujeres fumadoras y el bajo nivel educativo. De acuerdo al estudio la cantidad de fumadoras en España y que tienen bajo nivel educativo es incluso mayor a la de los hombres con las mismas condiciones.
Acorde a cifras de la OMS, en el mundo existen mil millones de fumadores, de los cuales al menos 200 millones son mujeres, lo que explica una relación que a menor nivel de igualdad, menos fumadoras, sin embargo esto varía dependiendo la región o país.
En la investigación realizada por el epidemiólogo de la universidad de Alcalá y la Johns Hopkins, Manuel Franco, se analizó la correlación entre desigualdad de género con tabaquismo entre los periodos de 1960 a 2010.
El análisis demostró que durante las primeras décadas estudiadas, había una minúscula población de mujeres fumadoras, tomando en cuenta factores como el porcentaje de mujeres diputadas, niveles de educación o la participación femenina en el mercado laboral.
Por lo que en 1960, cuando la presencia de féminas en la vida pública era escasa, las fumadoras habituales apenas rozaban un 3 por ciento frente al 53 por ciento de los hombres fumadores en aquel periodo.
Con el pasar de los años, y a mayor igualdad en oportunidades, la cifra de fumadoras se incrementó hasta llegar al 27 por ciento entre 1990 y 1995, mientras que los varones alcanzaron su punto máximo entre 1960 y 1980 con un 55 por ciento de fumadores, que se ha reducido a 27 por ciento para 2010.
Respecto al factor educativo, el estudio explica que a los jóvenes, hombres y mujeres, fumaban más a menor nivel educativo, sin embargo estas tendencias cambiaban conforme las décadas, ya que en 1940 las fumadoras poseían niveles educativos variado y hasta 1980 entre mayor nivel estudio, mayor número de fumadoras.
Aunque esta cifra tuvo un revés después a 1980 cuando hubo incremento entre las jóvenes con menos formación académica en su gusto por fumar, mientras que las que tenían educación superior dejaron de hacerlo.
De acuerdo a Franco, estos estudios destacan su importancia para entablar políticas de prevención a sectores más específicos de la población que se encuentren en riesgo por el tabaquismo.
El investigador explicó que las empresas dedicadas a la producción de cigarros y tabaco, conocen este proceso, por lo que adaptan su publicidad y redirigen sus campañas al público vulnerable.
Con información de El País.