Es mucho más probable que en la lectura definitiva del PIB, que dará a conocer el Inegi la próxima semana, haya un dato inferior al dato preliminar de -0.1%, a que repentinamente este indicador pudiera haber pintado por arriba del cero
Antes de que acabe este mes tendremos la confirmación de que la economía mexicana tuvo un resultado negativo durante el año pasado y también veremos cómo los pronósticos del comportamiento del Producto Interno Bruto (PIB) para este 2020 iniciarán ese camino conocido de las revisiones a la baja.
Es mucho más probable que en la lectura definitiva del PIB, que dará a conocer el Inegi la próxima semana, haya un dato inferior al dato preliminar de -0.1%, a que repentinamente este indicador pudiera haber pintado por arriba del cero.
Pero lo que es una realidad es que en estas tres quincenas que van del 2020 las señales con las que se encuentran los mercados no dan razones para tener un poco de ese optimismo que mantiene el gobierno federal de que podremos crecer a 2 por ciento.
Esta película ya la vimos el año pasado a estas alturas del 2019. Analistas privados, mexicanos y extranjeros, organismos internacionales y hasta el Banco de México iniciaron una corrección sostenida y acelerada de sus pronósticos del desempeño del PIB.
De 2% promedio que se tenía contemplado hace un año llegamos al cero crecimiento y la realidad se encargó de ofrecer un resultado todavía más pesimista que esas estimaciones.
Este año, la 4T insiste en creer que la economía podrá crecer a 2 por ciento. Y cuando se trata del pronóstico oficial no es sólo cuestión de que vayan a fallar, es la realidad de que están planeando gastar con base en ese estimado.
Los pronosticadores no gubernamentales están ya en torno a 1% de crecimiento para este 2020. Lo que veremos en estos días y quizá en lo sucesivo será que este cálculo empiece a sufrir revisiones a la baja.
También la próxima semana el Banco de México dará a conocer su informe trimestral, correspondiente al cuarto trimestre del 2019, en donde la materia central tiene que ver con la política monetaria y su principal mandato de procurar el poder de compra de la moneda.
Pero un apartado importante para anticipar riesgos es su estimación del comportamiento de diferentes variables, especialmente el PIB. Ya adelantó el banco central en su pasada decisión de política monetaria que ve debilidad en el desempeño económico nacional y habrá que ponerle un número a la baja a esta consideración.
Por ahora, Banxico estima un intervalo para el PIB del 2020 entre 0.8 y 1.8 por ciento. Lo más probable es que este margen de flotación de su pronóstico empiece ya en el medio punto porcentual de crecimiento.
Lo mismo harán los bancos nacionales y extranjeros y los organismos internacionales y no pocos expertos en economía.
En la medida en que el gobierno federal insista en seguir la misma ruta de conducción económica seguida hasta hoy, no habrá manera de cambiarle la suerte al país.
Obligar al sector empresarial a firmar una carta compromiso para comprar boletos de un sorteo de ocurrencia no es una forma de promover la inversión.
Lo peor es que el siguiente paso de la desaceleración, que raya en la recesión, es el desequilibrio financiero.