Ya una ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación se ganó el desprecio presidencial por hacer lo que debía: mostrar independencia en su labor como integrante de otro poder de la Unión
La ira con la que habla el presidente Andrés Manuel López Obrador del subgobernador del Banco de México, Gerardo Esquivel, simplemente por el intento del ex subsecretario de Hacienda de explicarle en qué consisten los Derechos Especiales de Giro del Fondo Monetario Internacional (FMI), hablan del nivel de sumisión que el máximo líder de la 4T espera de todo el mundo.
Gerardo Esquivel ya se volvió “ultratecnócrata” dijo un muy enojado López Obrador tras la explicación del subgobernador de la naturaleza de esos activos de reserva del FMI.
Si algo ha demostrado Esquivel Hernández en la Junta de Gobierno del Banco de México, tanto en sus argumentaciones en las reuniones de decisión de política monetaria, como en el sentido de sus votaciones, es que su corazón late y fuerte del lado de la llamada Cuarta Transformación.
El mejor ejemplo está en el sentido de sus dos más recientes votaciones al momento de determinar si el Banco de México subía o no las tasas de interés.
En la reunión del 24 de junio el voto opositor de Esquivel a la mayoría, para subir de manera sorpresiva la tasa interbancaria en un cuarto de punto podía tener más justificación que ir en contra del segundo aumento, en la reunión del pasado día 12 de este mes, cuando el mercado ya no aceptaba otra cosa que no fueran, mínimo, 25 puntos base más en esa tasa de referencia.
Desde una visión de funcionario de Hacienda de la 4T se pensaría en el efecto negativo de un aumento en el costo del financiamiento tras un incremento en el costo del dinero, pero es muy difícil que ante las evidencias inflacionarias persistentes se optara por sentarse a esperar a ver los estragos de los incrementos en los precios.
La subgobernadora Galia Borja sí parece confirmar en las dos votaciones en las que ha participado dentro de la Junta de Gobierno que no tiene intensión alguna de ganarse el mote de “ultratecnócrata” por parte del Presidente.
Ya una ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación se ganó el desprecio presidencial por hacer lo que debía: mostrar independencia en su labor como integrante de otro poder de la Unión.
No sabemos si Esquivel habrá de levantar el teléfono para explicarle al Presidente el sentido de sus acciones o si bien se quedará con su golpe sin más reclamos o justificaciones.
Lo cierto es que este nuevo exabrupto presidencial pone a los mercados a pensar sobre el futuro del Banco de México ahora que en enero se incorporará un ex funcionario del gobierno federal que no chistó en demostrar una alineación total con la voluntad presidencial.
Sin duda, Arturo Herrera tiene todas las cartas credenciales para fungir como un eficiente gobernador del Banco de México, pero su desempeño como secretario de Hacienda también siembra dudas sobre si será un “ultratecnócrata” más ante la mirada presidencial por mostrar independencia en las decisiones propias de un banco central o si llega a poner al servicio del líder de la 4T las políticas monetaria y cambiaria, las reservas internacionales y las directrices de la banca privada.