Ackerman ya no participó en la integración de las quintetas. Por unanimidad, el resto de los seis evaluadores definieron un método aleatorio para hacer las listas que entregaron al presidente de la Junta de Coordinación Política, Mario Delgado
En 72 horas, el Pleno de la Cámara de Diputados deberá elegir a los cuatro nuevos integrantes del Consejo General del INE y ya sea que la mayoría oficialista imponga sus preferencias o acceda al consenso con el Bloque Opositor, podrá incumplir con su obligación constitucional si la bancada del PT endurece su postura, por invalidar la última fase del proceso de selección.
Para esquivar el riesgo de impugnaciones, la Junta de Coordinación Política de la Cámara Baja citó a los 20 candidatos seleccionados por el Comité Técnico Evaluador a una ronda de entrevistas que apenas si había arrancado, fue descalificada por el líder de la bancada petista, Reginaldo Sandoval. “Hay claros visos de desacato a la convocatoria”, expresó en su turno en la primera ronda de preguntas, “exigimos que la Junta rechace las quintetas y proponga nuevas, porque el Comité Técnico en la última parte nos falló; le ganó el conservadurismo y metieron quintetas flojas”.
Los petistas hicieron eco del “voto disidente” formulado por el académico John Ackerman –quien participó como evaluador, propuesto por la CNDH– al acuerdo que contenía las cuatro listas, con los mejor calificados; dos de hombres y dos de mujeres. La exclusión de la expresidenta consejera del IEDF, Diana Talavera Flores, estuvo detrás de su inconformidad.
El PT –que tiene 45 votos en la Cámara de Diputados– insistía en la víspera que las quintetas fueran reemplazadas con otros 20 aspirantes, seleccionados de la lista de 60 finalistas por el Comité Evaluador.
¿Y nuevamente privilegiarían el consenso? De los propuestos, sólo dos mujeres –Eunice Rendón Cárdenas y Jéssica Rojas Alegría– y un hombre (Gustavo Meixueiro) llegaron por mayoría de votos. En el conjunto, la mitad son actualmente consejeros electorales en distintos estados de la República. El resto son académicos y exfuncionarios del INE. Esta vez, quedaron marginados exmagistrados electorales, periodistas y representantes de organizaciones ciudadanas.
Ackerman ya no participó en la integración de las quintetas. Por unanimidad, el resto de los seis evaluadores definieron un método aleatorio para hacer las listas que entregaron al presidente de la Junta de Coordinación Política, Mario Delgado.
Los candidatos recibieron el citatorio de la “reunión virtual” el pasado viernes 17. Tendrían cinco minutos para una breve exposición, tras de la cual, los representantes de uno de los ocho grupos parlamentarios formularían una pregunta. Al final, vendría una intervención para responderlas… aunque el secretario técnico de la Junta de Coordinación Política, Omar Sánchez, acaparó el uso de la cámara con su reiterada postura de elogiar este ejercicio de parlamento abierto.
Por sorteo, el turno de las entrevistas. Rodrigo Escobar Garduño, exfuncionario del IFE y del Tribunal Electoral, quien –como la mayoría de los aspirantes– acusó la falta de credibilidad y legitimidad de las autoridades electorales. Instalado en lo políticamente correcto, declaró su “indeclinable compromiso” con la austeridad republicana y su acuerdo con la reducción del salario de los integrantes del Consejo General. Pero Mario Delgado lo puso sobre las cuerdas, cuando evidenció su escepticismo sobre el fraude en las elecciones presidenciales del 2006 y su inacción en el caso Monex, en 2012.
La ingeniera Olga Sánchez Martínez, especialista en planeación estratégica, colocó un cuadro de Benito Juárez y una estatua a escala de Emiliano Zapata a sus espaldas y presumió ser imparcial y objetiva. “No se trata de ser una autoridad intransigente”, planteó para luego referir su experiencia como funcionaria electoral a lo largo de tres sexenios, inclusive su gestión como consejera electoral en el Distrito Federal.
Fiscalización. Austeridad. Modalidades de voto electrónico… Ninguno de los aspirantes cuestionados al respecto se pronunció contra la propuesta de reducir el salario de los funcionarios electorales. “Merecemos un sueldo digno, sin sobrepasar los límites que la sociedad imponga”, dijo Sánchez Martínez.
¿Nada personal? El líder de la bancada panista, Juan Carlos Romero Hicks, pidió a Lulisca Bautista que se deslindara de su jefe, el consejero electoral Jaime Rivera, y aclarara si su esposo –Daniel Fajardo– es funcionario de la 4T.
Javier Aparicio, uno de los aspirantes cuestionados por Ackerman, aprovechó la entrevista para ejercer un peculiar derecho de réplica. “Orgullosamente soy académico apartidista e independiente”, reclamó, “y ahora sólo aspiro convertirme en un consejero imparcial”.
“Ni abierta ni veladamente he tenido vínculos con partidos políticos u otros grupos de poder”, acotó en su turno Yuri Beltrán, quien sostuvo que la legitimidad del INE depende del resultado de la elección de los nuevos consejeros. En vez de los asuntos personales, planteó, es necesario abordar los problemas de fondo del sistema político: el voto de los mexicanos en el extranjero, frenar las fake news y –sobre todo– combatir la compra y coacción del voto.
Mañana, a más tardar, Delgado Carrillo deberá enviar las propuestas de aspirantes a la presidenta de la Mesa Directiva, la panista Laura Angélica Rojas. Antes, la presidenta de la Comisión Permanente, Mónica Fernández Balboa, deberá convocar al periodo extraordinario en San Lázaro, con el único motivo de elegir a los consejeros electorales.
Si alguna de las ternas no alcanzara los votos suficientes, el Pleno procedería a la insaculación. Y si ninguna de las propuestas recibiera el respaldo de los legisladores, el asunto pasaría a la Suprema Corte de Justicia de la Nación.