El Inegi le quitó la sorpresa a tener que esperar estos 50 días después de terminado un trimestre para conocer la cifra del comportamiento del Producto Interno Bruto (PIB), porque afortunadamente ahora cuenta con una batería de datos previos que nos permiten anticipar el comportamiento de la economía. El Indicador Global de la Actividad Económica … Continued
El Inegi le quitó la sorpresa a tener que esperar estos 50 días después de terminado un trimestre para conocer la cifra del comportamiento del Producto Interno Bruto (PIB), porque afortunadamente ahora cuenta con una batería de datos previos que nos permiten anticipar el comportamiento de la economía.
El Indicador Global de la Actividad Económica es único y si bien no incorpora toda la información de todos los sectores económicos, pocos países conocen mensualmente el desempeño de sus maquinarias.
Y ahora que México tiene una primera lectura del PIB, en concordancia con lo que hace el Departamento de Comercio de Estados Unidos, tenemos, antes de un mes, una buena aproximación del PIB trimestral anterior.
Por eso es que el dato de hoy no es tan sorpresivo. Eso sí, al ser un dato revisado, permite a la Secretaría de Hacienda refrendar o modificar su estimación de crecimiento para el resto del año.
El resultado preliminar habla de una economía que creció 2.4% en el segundo trimestre, más 2.6% de los primeros tres meses de año: tenemos un promedio de 2.5% para el semestre enero–junio.
La expectativa en banda de Hacienda corre de 2.2 a 3.2 por ciento. Lo que habrá de suceder es que el gobierno federal recorte el enorme carril de pronóstico porque ya hay datos a la mitad del año, y no tenga una banda tan ancha de pronóstico.
Sin sorpresas en el dato del Inegi, Hacienda se podría permitir un nuevo rango de expectativa de crecimiento económico entre 2 y 2.5 por ciento. Vamos, tampoco tanto asombro en esa nueva estimación.
Donde Hacienda puede encender una buena expectativa es en el comportamiento del déficit presupuestal.
Puede el gobierno federal aprovechar la oportunidad para hacer un muy buen ruido en la opinión pública y en los mercados con lo que hoy va a anunciar: una nueva estimación, más baja, del déficit esperado para este año.
Aquello del déficit primario es un dato anecdótico cuando hay que contabilizar la enorme carga que representan Pemex y la CFE, ahí tenemos un pronóstico para este año de un registro negativo de 3.5% con respecto al PIB.
Entonces, el mediodía de este lunes, además del nuevo y corregido a la baja pronóstico de crecimiento, deben cacarear muy bien su nueva estimación de un déficit hasta de menos 3 por ciento.
No hay secretos, le deben en buena medida esta posibilidad al Banco de México y sus excedentes de 167,000 millones de pesos, pero lo más importante es que se presenten con una nueva cara financiera.
Si algún día a la Hacienda de Enrique Peña Nieto se le identificó como una de ésas del viejo PRI que gustaba gastar de más, lo que tienen que proyectar hoy es el total y absoluto compromiso del presidente, de Luis Videgaray Caso y de todos los que están debajo de esa pirámide de decisiones con el equilibrio.
No sólo hay que convencer a las calificadoras, para que no degraden la deuda mexicana, hay que hacer que los mercados tengan la certeza de que con las herramientas disponibles, básicamente por el lado de los recortes al gasto, va en serio enderezar el barco.
Hoy, pues, desde Palacio Nacional nos anuncian una nueva meta de déficit fiscal, que sigue siendo muy alta pero más enfilada a la corrección de los errores cometidos. Enhorabuena.