Encarna el último reducto de dignidad que queda por unos cuantos días en una instancia judicial entregada al lopezobradorismo
Pudiéndose quedar dos años más en el cargo sin el riesgo de pasar por una tómbola de feria o ser favorecida con acordeones por el oficialismo, la magistrada Janine Otálora formalizó ayer su renuncia a la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación a partir del 31 de octubre.
Es la juzgadora más especializada en asuntos democráticos y la única que votó contra la sobrerrepresentación en el Congreso, agandalle que ha propiciado la extinción de la separación de los poderes republicanos.
Encarna el último reducto de dignidad que queda por unos cuantos días en una instancia judicial entregada al lopezobradorismo.
En junio pasado adelantó en La Jornada que no continuará en el cargo aun cuando la reforma judicial le permite (también a sus pares) continuar hasta 2027 en la máxima instancia electoral: “Así lo pienso, tengo un nombramiento original hasta el 31 de octubre y lo voy a ejercer, me atengo a mi primer nombramiento”.
En agosto de 2024, el constitucionalista Diego Valadés opinó de ella que “su intervención le dará un sitio de honor en la Judicatura”, porque Otálora consideró que la interpretación de la normas constitucionales creó una sobrerrepresentación anticonstitucional a favor de Morena.
Y es que por cuatro votos contra el de Otálora, el Tribunal avaló la repartición de las diputaciones plurinominales hecha por mayoría en el Consejo General del Instituto Nacional Electoral, con lo que los nacionalpopulistas están haciendo con la Constitución y las leyes lo que les da la gana.
Para el irreprochable Valadés, aquel voto le asegura ese “lugar de honor” a Janine, ya que su intervención, “lúcida y bien fundamentada”, la retrata como “una jurista que defendió los principios de la democracia, la igualdad ciudadana y la dignidad de la toga”.
Su salida dejará otra vez incompleta la Sala Superior con seis integrantes en lugar de siete y, cuando los magistrados empaten, el voto decisivo (y predecible a favor del oficialismo) lo tendrá la presidenta Mónica Soto.
A Janine Otálora le tocará todavía recibir a los magistrados electos Gilberto Bátiz y Claudia Valle Aguilasocho, y en su lugar quedará quien el 1 de junio haya quedado en tercer lugar.
“Ya estamos ante un nuevo diseño de instituciones del Poder Judicial Federal”, ha declarado, y empezará una nueva etapa en las salas regionales (que se renuevan totalmente) y la Superior (parcialmente).
“Me tocará esta transición histórica”, comenta la magistrada.
Licenciada en Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México y doctora en Ciencias Políticas por la Sorbona de París, Janine se ha caracterizado por su congruencia al fijar una posición distinta del bloque mayoritario, inclusive cuando señaló que los partidos políticos incurrieron en “fraude a la ley”, al hacer actos anticipados de campaña con miras a elegir desde 2023 a sus candidatos presidenciales.
Sin ella, el Tribunal pierde lo que le quedaba de honra…
