La inflación en Estados Unidos no tiene un pronóstico de subir de manera desordenada, simplemente la Reserva Federal (Fed) espera que durante este año se pueda cumplir con el nivel planteado como meta que es 2 por ciento. Una economía sana que crece no es compatible con una inflación en niveles bajos cercanos al cero, … Continued
La inflación en Estados Unidos no tiene un pronóstico de subir de manera desordenada, simplemente la Reserva Federal (Fed) espera que durante este año se pueda cumplir con el nivel planteado como meta que es 2 por ciento.
Una economía sana que crece no es compatible con una inflación en niveles bajos cercanos al cero, mucho menos con un decrecimiento de los precios que es algo mucho más peligroso.
Y así como la economía mexicana no da para esperar una inflación que pueda ser inferior a 3%, así Estados Unidos tiene como un comportamiento normal de los precios incrementos anualizados de 2 por ciento.
Ayer el Comité de Mercado Abierto de la Fed decidió mantener si cambios su tasa de interés en el rango actual de 1.25 a 1.50 por ciento. Pero en su comunicado habló de la regularización de los niveles inflacionarios hacia la meta de 2 por ciento. Nada grave.
Ahora, ese es el tipo de noticias que inquietan a los mercados bursátiles o a las monedas emergentes. Siempre un anticipo de mayores rendimientos para los reputados y seguros bonos del tesoro estadounidenses causan movimientos.
Así que de aquí en adelante, con esa estimación de una inflación en ascenso hacia 2% lo que va a dominar el ambiente previo a las reuniones de la Fed será la especulación sobre el momento del siguiente aumento.
Ahora, por ejemplo, las posibilidades que se aprecian en el mercado de un aumento en marzo, de acuerdo con el FedWatch Tool, es de 83 por ciento.
El tono más hawkish del comunicado anticipa esta probabilidad.
Queda para la historia que la última apreciación del futuro inflacionario y de la política monetaria en tiempos de Janet Yellen al frente de la Fed fue esta expectativa de que se regularice la inflación y, por lo tanto, que tienda a la neutralidad la tasa de interés.
Lo que sigue y que tiene cierto grado de incertidumbre es cómo le hará Jerome Powell, quien será presidente de la Fed a partir del lunes, para conducir este regreso de la política monetaria.
Hacia dentro de la Fed el mecanismo es muy claro, no hay tantos cambios en el centro de gravedad de la toma de decisiones. De hecho Powell tiene una forma de pensar muy parecida a la de Yellen.
El punto es la comunicación de las decisiones. Debe tener una curva de aprendizaje en su relación con los medios y los mercados y tiene que aprender a que cada una de sus palabras tendrá un peso específico diferente a lo que está acostumbrado.
Una frase mal dicha, una palabra en el lugar incorrecto puede provocar estragos y eso lo tiene que aprender rápido.
Así que si habrá aumento de las tasas de interés en marzo hay que ver cómo se conduce este personaje para hacerlo con la precisión de un cirujano.
Y no hay que esperar hasta la reunión de finales de marzo para verlo navegando las turbulentas aguas de las declaraciones, durante esos prácticamente dos meses que tendrá por delante antes de la siguiente reunión, tendrá oportunidades de estrenarse y veremos sus habilidades.