El presidente Ruso niega influir en las decisiones de Trump, lo que resulta bastante comprensible, si se analizan sus verdaderos motivos
La inédita hostilidad, descortesía y ataques del presidente Donald Trump y el vicepresidente James Vance, contra Volodymyr Zelensky, presidente de Ucrania, en la Casa Blanca, cuando pidió garantías de que Rusia respetara las condiciones de seguridad, del acuerdo que firmaría, contrastó con el respeto, afecto y solidaridad de que fue objeto en Londres, por parte de naciones europeas.

Además de la cálida recepción de que fue objeto por parte de jefes de Gobierno Europeos -inclusive del Monarca del Reino Unido-, Zelensky obtuvo un gran apoyo en un Plan de 4 puntos, que incluye:
1-Mantener asistencia militar a Ucrania y presión económica a Rusia.
2-Una paz duradera que garantice la soberanía y seguridad de Ucrania y su participación en cualquier negociación.
3-Alcanzada la Paz, asegurar capacidad defensiva de Ucrania para disuadir otra invasión.
4-Integrar una Coalición, para defender el Acuerdo y garantizar paz y seguridad.
Además de la promesa del desplazamiento de tropas inglesas y 2 mil millones de libras esterlinas, para financiar la compra de más de 5,000 misiles antiaéreos, para proteger a su pueblo, que enfrenta la intensificación de los ataques rusos. A pesar del maltrato que recibió en la Casa Blanca, dice que está dispuesto a firmar el acuerdo que no se firmó y dar la conferencia de prensa que se suspendió antes de que Trump y Vance lo declararan “non grato”.
En Moscú, mientras tanto, Vladimir Putin, elogió el escarnio del nuevo presidente de Estados Unidos contra el presidente Ucraniano, al que -como Trump- acusó de
querer permanecer en el poder“ no convocando a elecciones bajo el argumento de la guerra, obstruir el camino a la paz y “tomar decisiones políticas, en lugar de estrategias militares efectivas,” lanzando una nueva campaña de mentiras y desinformación, que aceitada por el canciller ruso Sergei Lavrov, Dmitry Medvedev y otros funcionarios.
“Zelensky,” dijo Putin, “es factor desestabilizador para el Ejercito, para la sociedad y para el Estado y el Presidente Trump claramente entiende eso y lo presiona para que convoque a elecciones, porque quiere mejorar la situación de y crear condiciones para la supervivencia del estado Ucraniano”.
La “invasión rusa” que en 2022, Putin creyó tomaría 2 semanas, entra en su tercer año, con un saldo de casi 200 mil vidas perdidas, 10.6 millones de desplazados, 1.5 millones de niños con el trauma y severas consecuencias mentales, tras el asesinato de sus padres y familiares, 2 millones de viviendas destruidas y un costo de 300 mil millones de dólares.
Aún con el apoyo de más de 10,000 soldados norcoreanos, millones de dólares en armamento de China y drones de Irán, Rusia no ha logrado su objetivo, que ahora depende de la ayuda de Trump, para suspender la asistencia de Estados Unidos. Solo Rusia ha perdido más de 100,000 soldados y miles de millones de dólares en equipo militar, para controlar cerca del 20% de territorio de Ucrania, donde ha dejado una huella de muerte y destrucción.
Putin sugirió como “candidato” a suceder a Zelensky, al General Valeri Zalazhny, quien tras la invasión, surgió como símbolo del espíritu de lucha de Ucrania, hasta que desacuerdos llevaron al presidente Ucraniano a relevarlo a finales de 2023, cuando lo nombró Embajador de Ucrania en el Reino Unido. Según Putin, el llamado “General de Hierro” es más popular que Zelensky, lo que deja claro que Rusia y Estados Unidos tratarán de promoverlo.
El presidente Ruso niega influir en las decisiones de Trump, lo que resulta bastante comprensible, si se analizan sus verdaderos motivos.
En su primera llamada a Trump, Putin convocó a una reunión “urgente” en Ryad, Arabia Saudita, para “buscar el fin de la guerra de Ucrania” ignorando a Ucrania y aliados Europeos.
Putin ahora dice que “el primer paso para negociar la paz, es el incremento de la confianza mutua,” que solo requería de delegación es Rusa y estadounidense.
¿‘ROJO AMANECER” EN LA “EPOCA
DE ORO” DE AMERICA FIRST ?
En esa reunión de alto nivel, se habló poco de Ucrania y mucho de agilizar la “normalización de las relaciones”. Rusia- Estadios Unidos, con el rápido envío de un nuevo embajador ruso a Washington, clave para los ambiciosos planes “de cooperación económica” de Putin; “Rojo Amanecer” con una lluvia de inversiones Rusas en Estados Unidos y viceversa, iniciando múltiples contactos de empresas rusas y estadounidenses, ansiosas de obtener beneficios de la política de “America First”.
Putin asegura que Rusia tiene “enormes reservas de yacimientos de minerales raros”, que Ucrania, en Murmansk, en el Cáucaso, Yakutia, Tuva, que” requieren de inversiones multimillonarias”, que le gustaría, vinieran de Estados Unidos. Además habló de los yacimientos “en históricos territorios que ya han regresado a la Federación Rusa.”
Putin recordó que Rusia las empresas del oligarca Oleg Deripatska, para quien trabajó cubría el 15% de importaciones de aluminio de estados Unidos, que ahora abastece Canadá, pero que “si se abriera el mercado americano a productores rusos,” podrían vender hasta 2 millones de toneladas, lo que tendría “un impacto significativo, ayudando a estabilizar los precios.”
Y no solo eso, otra de las ambiciones de Putin, bajo el gobierno de Donald Trump, es revivir proyectos de energía en la región de Krasnoyark, que se remontan a los tiempos de la desaparecida Unión Soviética y consisten en la construcción de una planta hidroeléctrica, con empresas estadounidenses, para incrementar la producción y exportación de aluminio a Estados Unidos.
El costo de la inversión para la planta sería de 15 mil millones de dólares, “que generaría ganancias significativas” mientras “aseguraría el abastecimiento de aluminio “adecuado para el mercado estadounidense a “precios muy aceptables” para el mercado doméstico y muchos proyectos más.
El presidente ruso calificó de “ilegales” las sanciones económicas impuestas por Presidentes Republicanos y Demócratas a Rusia, por la invasión a Crimea y el intento de invasión a Ucrania y otras razones. “Son dañinas para el comercio global y la economía, nos dañan a nosotros y a quien las impone,” dice, igual que las tarifas que “generan presiones inflacionarias, incremento de costos y otras más … pero es tiempo de dar la vuelta a la página, para iniciar también una nueva etapa de cooperación, a medida que aumenta el distanciamiento con los tradicionales países europeos, en un dramático cambio de la geopolítica mundial.