La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, tuvo el valor de decirlo con todas sus letras: si Trump toma el control de la Fed, sería un peligro muy serio para la economía mundial
Si un gobierno autoritario encuentra grietas en las instituciones de su país pueden descomponer toda la estructura democrática de la nación.
En México, por ejemplo, el régimen actual encontró el camino entre ganar una elección legislativa por mayoría que no daba los números para ser calificada, pero en esas grietas legales encontraron la forma de hacerlo y después en otro glitch del sistema democrático hallaron el camino para llegar a modificar en la Constitución al Poder Judicial.
Pero cuando eso sucede en Estados Unidos, lo que está en juego es la estabilidad mundial.
Donald Trump lo intenta todo el tiempo, desde la imposición de aranceles, hasta la violación de las atribuciones de los estados y las ciudades en materia de seguridad pública.
Pero hay en marcha un intento de abrir una grieta en la política monetaria estadounidense en el afán de Trump de que bajen las tasas de interés hasta en 175 puntos base, sin que parezcan importarle las consecuencias en la inflación y los mercados.
El diseño institucional estadounidense está pensado para dejar muy clara la división entre la autonomía de la Reserva Federal (Fed) y los deseos de cualquier administración federal en turno.
Sin embargo, Donald Trump está buscando esas fisuras que le permitan vulnerar esas leyes y esa autonomía y apropiarse del poder de decisión de la política monetaria.
Dentro del complejo mecanismo de toma de decisiones de la Fed en el Comité de Mercado Abierto, un jugador central es su Junta de Gobernadores que se compone de siete integrantes. Hasta hoy, Donald Trump ha designado a cuatro de ellos, pero esa mayoría todavía no le da el poder que quiere.
Michelle Bowman y Christopher Waller son designaciones de Trump que parecen dispuestos a seguir su línea.
Resulta que sin más razones la gobernadora Adriana D. Kugler presentó su renuncia anticipada y abrió el camino para que Trump designara a Stephen Miran en su lugar, quien de inmediato se alineó a los deseos presidenciales.
Pero el cuarto designado de Trump es nada menos que Jerome Powell quien ha mostrado su valía e independencia como presidente de la Fed y Trump no ha podido cortar su cabeza.
Por lo que enfoca todas sus baterías en contra de la gobernadora Lisa D. Cook, porque sabe que si obtiene ese asiento es más fácil vulnerar el resto de la estructura de toma de decisiones del banco central.
El tema finalmente ya atrajo la atención del mundo financiero. La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, tuvo el valor de decirlo con todas sus letras: si Trump toma el control de la Fed, sería un peligro muy serio para la economía mundial.
593 economistas de entre los más destacados de Estados Unidos y el mundo, como los Nobel de economía Joseph Stiglitz, Paul Romer o Claudia Goldin, firmaron una carta para advertir a Trump que su intento de despedir a Lisa Cook amenaza la independencia de la Fed que es un pilar central de la credibilidad del sistema financiero estadounidense.
No es poca cosa lo que sucede con las grietas que se abren en las instituciones democráticas del mundo y en especial de Estados Unidos, lo que está en juego es mucho más de lo que hoy se ve a simple vista.
La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, tuvo el valor de decirlo con todas sus letras: si Trump toma el control de la Fed, sería un peligro muy serio para la economía mundial.