Toda esa soberbia y hasta desprecio que muestra Donald Trump cuando se refiere a México y el déficit comercial con su país desaparece cuando tiene enfrente al presidente chino, Xi Jinping. El rugido se vuelve maullido. Que no nos quede duda, Estados Unidos podrá ser, en el papel, primer lugar en muchos rubros como el … Continued
Toda esa soberbia y hasta desprecio que muestra Donald Trump cuando se refiere a México y el déficit comercial con su país desaparece cuando tiene enfrente al presidente chino, Xi Jinping. El rugido se vuelve maullido.
Que no nos quede duda, Estados Unidos podrá ser, en el papel, primer lugar en muchos rubros como el económico o militar, pero en materia de liderazgo el número uno hoy es el presidente chino.
Todo lo que pueda tener el régimen de Beijing de autoritario y antidemocrático, lo tiene de hábil e inteligente.
Justo han aprovechado la debilidad estadounidense y la poca capacidad de su líder para prepararse para lo inevitable: ser en breve los nuevos líderes del mundo.
Donald Trump es ese bully que grita al sur que México es un país que ha abusado de Estados Unidos a través del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), y que eso se va a acabar.
Justo leíamos en la nota principal de nuestro diario que México cooperará con Estados Unidos para bajar el déficit. Ahí están pues los empresarios y negociadores mexicanos buscando la manera de ponerle una bonita cara de equilibrio a la balanza comercial bilateral a través de que los mexicanos compren más, de ofrecer inversiones en el sector energético y en otros sectores. Todo con tal de salvar nuestro acuerdo trilateral.
Y mientras en México buscamos la manera de cubrirnos de las agresiones de Donald Trump y proteccionistas que le acompañan, el presidente de Estados Unidos se dobla ante el poderío ostentado con gran relumbrón por el gobierno chino.
El tigre nacionalista y proteccionista que abordó un avión rumbo a su gira por Asia aterrizó como un lindo gatito ronroneante frente a Xi Jinping.
No es culpa de China que exista el déficit comercial con Estados Unidos (224,000 millones de dólares hasta octubre pasado) porque ellos sólo buscan el beneficio de su pueblo. Es culpa de las anteriores administraciones de Estados Unidos que lo han permitido, esta es una declaración de Donald Trump.
Jinping es sonriente por naturaleza pero no podía esconder su satisfacción por mostrar al mundo cómo el arrebatado y peleonero presidente estadounidense estuvo a nada de hacer una reverencia oriental ante el líder chino.
A nadie escapó que la firma de acuerdos multimillonarios con China no era otra cosa que intentar lavar la cara de vergüenza de un presidente estadounidense doblegado.
Del otro tema con el que alardea Trump, su conflicto con Corea del Norte, también se llevó un palmo en las narices.
Ahora, a partir de esto que se parece tanto a una humillación hay que poner atención a lo que pretenda Trump con su débil blanco de ataques.
Puede regresar a América muy agresivo y con ganas de que México pague la humillación del lejano oriente. O bien puede traerse el modelo chino de firmar acuerdos y convenios comerciales de largo plazo con México que maquillen el déficit comercial con nuestro país.
Claro que es comparar peras con manzanas, pero eso es lo que el tigre convertido en gatito cree que salvó su visita a China.