Tres académicos de la universidad de Pennsylvania, Eric C. Orts, Evan C. Thompson y Jeffrey Green, se dieron a la tarea de leer a Donald Trump en clave del tirano descrito por Platón en La República. “Trump for Tyrant” (Trump como tirano) es el título de su ejercicio. Fue publicado en Lapham Review en noviembre … Continued
Tres académicos de la universidad de Pennsylvania, Eric C. Orts, Evan C. Thompson y Jeffrey Green, se dieron a la tarea de leer a Donald Trump en clave del tirano descrito por Platón en La República.
“Trump for Tyrant” (Trump como tirano) es el título de su ejercicio. Fue publicado en Lapham Review en noviembre del año 2015. Estarán más asustados que nunca con la anticipación de su lectura platónica.
Hay individuos, dice Platón, gobernados por un “tropel de dañinos apetitos”. Tienen el hábito de “hablar provocadoramente” y “amasan fortunas con el único fin de satisfacer sus deseos hedonistas”.
Con frecuencia estos individuos “entran a la política, se elevan, y dicen y hacen lo que les pasa por la cabeza”. Son los tiranos.
Los tiranos crecen en las democracias, donde todo mundo puede perseguir sus ambiciones, pero una vez en el poder no son democráticos. Se ven “arrastrados por su temperamento hacia la ilegalidad” y se transforman “en monstruosos zánganos con poder”.
El tirano no cree en nada y es incapaz de amistad, sigue Platón: “La pasión vive en él en completa anarquía, es su único dueño, y lo induce a atreverse a todo lo que puede darle beneficios a él y a la camarilla que lo rodea”.
Los tiranos son proclives a “hacer la guerra a otros países y a repartir el botín con sus aliados”.
El éxito de Trump, dicen los autores, indica la “necesidad de examinarnos como electorado, de examinar la mente de tantos ciudadanos que pasan por alto el desprecio de Trump por la verdad y celebran sus crueles puyas e insinuaciones”.
Concluyen:
“El hecho de que Trump sea premiado por su conducta muestra que hay un oscuro deseo de tiranía en el corazón de muchos ciudadanos. Este es precisamente el trayecto irónico que Platón imaginó: los ciudadanos de una democracia, sobrecargados de la responsabilidad de pensar por sí mismos, dan la bienvenida al tirano de pasiones hedonistas”.
Ojalá tenga razón Paul Krugman y el fenómeno Trump no sea más que la emergencia de unos millones de hombres blancos y viejos enojados porque su sociedad se les parece cada vez menos.
La verdad es que el cuadro emocional de la elección parece más complicado que eso.
(Mañana: ¿Puede ganar Trump?)