Finalmente, Donald Trump se ganó su apartado en la lista de calamidades que podrían afectar el desempeño futuro de la economía mexicana de la encuesta que mensualmente levanta el Banco de México (Banxico) entre expertos en economía. Evidentemente este personaje se ganó ese lugar en la mira de nuestras preocupaciones desde el momento mismo en … Continued
Finalmente, Donald Trump se ganó su apartado en la lista de calamidades que podrían afectar el desempeño futuro de la economía mexicana de la encuesta que mensualmente levanta el Banco de México (Banxico) entre expertos en economía.
Evidentemente este personaje se ganó ese lugar en la mira de nuestras preocupaciones desde el momento mismo en el que se postuló como precandidato presidencial. Este temor fue aumentando en la medida en que avanzaba en posibilidades de ser el presidente de Estados Unidos.
Un momento climático fue aquel día de noviembre del 2016 cuando ganó las elecciones. El derrumbe en el peso y en la confianza fue automático. Otro arrebato de terror, que se notó en los mercados, fue cuando tomó posesión y desde su cuenta de Twitter amenazaba a México un día sí y el otro también.
De todas las amenazas lanzadas a la relación bilateral ha cumplido algunas como el final del programa para los llegados en la infancia a Estados Unidos, el programa DACA, ha incrementado el presupuesto y la vigilancia fronteriza, aunque sin muro.
No ha destruido todavía el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), aunque sus medidas proteccionistas en el mercado del acero y el aluminio son un muy bien acercamiento a esa finalidad.
Lo que sí generará presiones en la economía mexicana es una medida que no diseñó el gobierno republicano para afectar a los vecinos del sur, pero que es ya una preocupación real: su reforma fiscal.
En la encuesta que levanta el banco central mexicano entre expertos, fueron 32 para la más reciente, hay una sección que trasciende sus cálculos de inflación, Producto Interno Bruto, tipo de cambio y demás y es una lista amplia de obstáculos para el crecimiento.
El lastre de más larga duración ha sido la preocupación por los problemas de inseguridad pública. Es una amenaza que mina la confianza de analistas, empresarios y ciudadanos de a pie.
Pero en el ejercicio publicado se mantiene en los primeros lugares la incertidumbre política interna. Aquí no sólo es el temor más que evidente a un triunfo de ya sabes quién. Es también ver desatado un enfrentamiento entre el aparato de procuración de justicia del Estado y un candidato, presunto lavador de dinero.
Es la confirmación de que el poder legislativo puede paralizarse ante las ambiciones electorales y que hay un vuelco del poder a todos los niveles hacia fines proselitistas, sin que haya consecuencias.
Y claro, es el hecho de que en este país violento matan a uno o dos candidatos a la semana y parece haber cierto grado de indiferencia ante tal violencia.
Y finalmente ya incorporaron, con sus respectivos eufemismos, los temores del final del TLCAN, de un aumento más acelerado y pronunciado de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal y los efectos de que en Estados Unidos paguen menos impuestos y de este lado de la frontera no.
Es, pues, un apartado de calamidades patrocinado por el gobierno de Donald Trump que finalmente se ganó un lugar destacado en la lista de temores que hoy tienen los analistas respecto al futuro económico de este país.