El caso es que en la mencionada conferencia dedicada al tema económico, en realidad fue, como todo lo que hace en los últimos meses, un acto de campaña para su reelección que conforme avanza el tiempo está más difícil que el cambio de color en el semáforo de la pandemia en nuestro país
En México diríamos, coloquialmente, que se le van las cabras, que se le cruzan los cables, que siente pasos en la azotea, al referirnos al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, debido a que no es necesario ser psiquiatra o psicólogo para calificarlo como loco de atar. He is crazy.
Mi diagnóstico se origina en lo dicho por el Mandatario el pasado viernes en una conferencia de prensa en el Jardín de las Rosas de la Casa Blanca, en la que no admitió preguntas. (Debería de tener su Lord Molécula para estos casos. Que pida lo asesore López Obrador o, de perdida, Jesús Ramírez).
El caso es que en la mencionada conferencia dedicada al tema económico, en realidad fue, como todo lo que hace en los últimos meses, un acto de campaña para su reelección que conforme avanza el tiempo está más difícil que el cambio de color en el semáforo de la pandemia en nuestro país.
Juzguen ustedes si está en sus cabales el presidente de un país que lleva trece días de protestas contra la violencia racial de la policía a lo largo y ancho de su territorio; protestas en las que también participan ciudadanos blancos y latinos, artistas y líderes de opinión y Trump amenaza con enviar tropas para aplacar el descontento. La intensidad de las reclamaciones fue provocada por el asesinato de George Floyd, un afroamericano de 48 años, a manos (yo he dicho que a rodilla) de Derek Chauvin, un policía blanco, ayudado por dos compañeros del mismo color. La indignación repercutió en ciudades de Europa como Londres, Bruselas, Budapest, Roma, Barcelona y Madrid, entre otras, donde hubo manifestaciones este fin de semana.
El pasado viernes el magnate neoyorquino, luego de autoelogiarse por las mejoras económicas y el restablecimiento de empleos que, según él, ha logrado su administración a pesar de la crisis, y de encomiar la eficacia de su gobierno en el tratamiento del Covid-19 (¿eficacia con ciento diez mil muertos y casi dos millones de contagiados?). En fin, después de decir algunas mentiras que únicamente unos cuantos supremacistas le creyeron; mirando hacia el cielo dijo textualmente: “Ojalá y ahora George (Floyd) esté viendo hacia abajo diciendo que esto es una gran cosa que está ocurriendo en nuestro país. Un gran día para él, un gran día para todos, un gran día en términos de igualdad”. Lo anterior, en el contexto aquí descrito, sólo puede decirlo un loco de remate o un cínico que padece cretinismo en grado superlativo.
A pesar que el dato, proporcionado por el Departamento de Trabajo, es que, entre los afroamericanos, el desempleo en mayo resultó peor que el de abril, el neoyorquino dijo que los indicadores positivos en el restablecimiento de empleos para los afroamericanos es “lo mejor que le puede suceder a las relaciones raciales”. Y agregó: “ese es mi plan, vamos a tener la economía más fuerte del mundo… ya casi estamos ahí”. (Ya estuvieron ahí, ¿por qué ya no están?).
No se hicieron esperar los comentarios a lo dicho por el orate Trump de su posible rival en las próximas elecciones, el demócrata exvicepresidente Joe Biden, quien declaró: “Las últimas palabras de Geroge Floyd fueron ‘no puedo respirar’, han tenido eco por todo el país, pienso que es despreciable que el presidente intente poner otras palabras en boca de Floyd”.
Más memes
Mientras tanto en nuestro país sigue la creación de memes con sentido del humor que son un atenuante ante la inevitable pandemia:
Probabilidades de ver este año a Paul McCartney 10%. Probabilidades de ver a Juan Gabriel, José José y Héctor Suárez 90%.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció que el coronavirus permanece en los muertos. Por favor, señores de la tercera edad, lávense las manos después de hacer pipi.
– ¿Te acuerdas de aquella ropa que guardabas por si adelgazabas? Ya mejor hazla cubrebocas…