En el enfrentamiento entre los militares y los huachicoleros, todo está contra los primeros, mientras los segundos tienen innumerables beneficios de ley
La viuda de Miguel Vázquez, soldado asesinado por la espalda por parte de huachicoleros, lamenta que a 17 meses del hecho no hay huachicoleros detenidos. Es dramático su testimonio en el noticiario de TV de Ciro Gómez Leyva. Sólo hay un detenido y es… un militar.
Ayer, fue sepultado el oficial de la Policía Federal Sinuhé Molina, caído en una emboscada de huachicoleros en Tala, Jalisco. En su último acto, Molina logró salvar la vida de su compañero subinspector César Luis Peláez. ¿Huachicoleros detenidos? Sí, acertó usted: ¡Ninguno!
En cambio, la CNDH ya acreditó y atribuyó graves violaciones a los derechos humanos de los criminales por parte de los militares en el enfrentamiento de Palmarito, por el que (hay que insistir) hay un soldado detenido, pero ningún ladrón de combustible.
Queda claro que la CNDH hizo su trabajo, creíble sobre todo porque su titular, Luis Raúl González Pérez, es un funcionario cabal y es uno de nuestros funcionarios más experimentados en los terrenos de la abogacía y los derechos humanos dentro del servicio público.
Aunque, en los hechos lo que hay es que son los miembros de las fuerzas del Estado los que sufren todo el rigor de la ley; mientras los asesinos y criminales no sólo permanecen libres, sino que cuando son detenidos, reciben innúmeros beneficios de la ley que no tienen los militares.
Por ejemplo, el enfrentamiento de Palmarito (ocurrido el 3 de mayo de 2017) fue captado por cámaras de seguridad instaladas por el crimen organizado, cuyas imágenes fueron entregadas por los propios huachicoleros a los medios.
Los soldados recibieron reportes de una toma clandestina en el poliducto Minatitlán-México de Palmarito, ubicado en el “triángulo rojo de Puebla” y, al llegar, fueron recibidos a balazos por huachicoleros que usaron como escudos humanos a mujeres y niños.
En la videograbación (que muestra un enfrentamiento a tiros entre militares y delincuentes) se aprecia el tiro de gracia, por parte de un militar, a un huachicolero que está tirado en el suelo, aparentemente herido o ya muerto.
La ejecución se produjo después de que otro bandido había asesinado por la espalda al soldado Miguel Vázquez. Se debe recordar que los militares combaten al crimen sin regulación alguna, lo cual los coloca en riesgo de atropellar los derechos humanos de los capos.
Y actúan sin marco legal porque Morena y el Frente impugnaron la Ley de Seguridad Interior que busca dar estructura jurídica a la labor de los militares. Es de esperar que eso cambie, pues Morena tiene mayoría legislativa y el presidente electo mantendrá al Ejército en las calles.
No sólo sería ideal: también es tarea urgente, porque hoy, todo está contra los militares…
Y a favor de los criminales.