Luego vino lo que se dio en llamar “el error de diciembre”. Durante ese primer mes de mandato, hubo una reunión del equipo de Zedillo con grandes empresarios con la intención de participarles algunas decisiones económicas, entre ellas, la devaluación del peso
LIC. ROSA ICELA RODRÍGUEZ,
SECRETARIA DE GOBERNACIÓN:
Leí con atención el ensayo publicado por el expresidente Ernesto Zedillo en la revista Letras Libres y que gran escozor ha causado en Palacio Nacional, tanto así que la presidenta Sheinbaum ya amenazó con que en la mañanera de hoy dará a conocer las entrañas del FOBAPROA.
A reserva de escuchar lo que la mandataria nos dará a conocer y que sus dichos se apeguen a los datos y no a juicios de valor, comparto con usted lo que tengo en la memoria sobre aquellos años. Zedillo recibió la economía “prendida con alfileres”, según me comentó un asesor del entonces secretario de Hacienda, Jaime Serra Puche, debido al daño que los acontecimientos políticos de 1994 hicieron en la economía nacional.
El levantamiento del EZLN, los asesinatos de Luis Donaldo Colosio y Francisco Ruiz Massieu, así como la amenaza de renuncia del secretario de Gobernación, Jorge Carpizo, provocaron una salida descomunal de capitales. Nada más la última le costó al país cinco mil millones de pesos, de aquellos pesos, doña Rosa Icela.
Luego vino lo que se dio en llamar “el error de diciembre”. Durante ese primer mes de mandato, hubo una reunión del equipo de Zedillo con grandes empresarios con la intención de participarles algunas decisiones económicas, entre ellas, la devaluación del peso. En vez de sumar esfuerzos, al parecer los empresarios sacaron más dinero del país; por lo menos eso fue lo que me narró el citado asesor.
Todo ello llevó a los bancos al borde de la quiebra y fue entonces cuando se aplicó el mecanismo del FOBAPROA, creado años antes justamente para una emergencia. Bien dice Zedillo que hubo de tomar “acciones dolorosas pero necesarias y obviamente impopulares”, porque todos la pasamos mal en aquel 1995; me refiero a todos los que teníamos algún crédito personal y/o empresarial. No obstante, un par de años después se pudo enderezar el barco económico y hasta tener un buen crecimiento.
Todas las gestiones presidenciales son imperfectas, doña Rosa Icela, unas más otras menos; todas aciertan en unos aspectos y yerran en otros. Al final del sexenio, el balance es lo que cuenta. Y el balance hecho por Zedillo sobre la gestión de López Obrador es negativo.
Si de veras las presidenta Sheinbaum quiere refutar a don Ernesto, no es necesario remitirse al FOBAPROA, mejor debiera defender con datos reales lo hecho por don Andrés. Pero no lo hace porque la gestión lopezobradorista es indefendible. No vayamos lejos, el costo del FOBAPROA es muchas veces menor al endeudamiento que nos heredó don AMLO y que ahora tiene las arcas nacionales tan constreñidas y frágiles.
Con otra, el FOBAPROA tuvo un aspecto favorable: el sistema financiero y económico no quebró, los ahorradores no perdieron sus dineros y el país pudo crecer hasta en 7% anual; en cambio, el endeudamiento lopezobradorista, utilizado para financiar las megaobras realizadas en total opacidad, no han redundado en ningún beneficio para ningún mexicano.
Ya todos sabemos cómo andan el Tren Maya, Dos Bocas y el AIFA. Ahora le pregunto: ¿hasta cuándo seguiremos subsidiando una aerolínea que no vuela? Se han invertido miles de millones de pesos en Mexicana; si comparamos su eficiencia, resulta que transporta 25 veces menos pasajeros que Aeroméxico y 50 veces menos que Volaris. Por ello sugiero que, así como la presidenta Sheinbaum nos va “a informar cuánto está pagando cada mexicano (por el FOBAPROA)”, que nos cuente también cuánto nos toca pagar por los caprichos de López Obrador.
Por lo que hace a los señalamientos del expresidente Zedillo sobre la involución democrática promovida por la 4T, no podía estar más de acuerdo y así lo he manifestado en múltiples ocasiones en este espacio. Entiendo que a nuestra mandataria no le guste el espejo que diversas voces de la academia y de los medios le ponen enfrente, pero lo cierto es que 4T ha llevado al país a un régimen iliberal; sí, con una “i” al inicio.
No se trata de una simple etiqueta politológica, sino de asumir que efectivamente se están cancelando todos los mecanismos que hacen liberal a una democracia y le permiten madurar, desde los órganos autónomos hasta el Poder Judicial, pasando por el agandalle constante en el Legislativo, el desprecio hacia las minorías y la polarización. Y no es que lo diga Zedillo; todas las mediciones internacionales sobre solidez democrática indican que México va en declive. De hecho, ahora nos catalogan como un régimen híbrido.
No obstante, sigo dando el beneficio de la duda a la presidenta Sheinbaum. Creo que tiene los atributos de una mandataria más sensata, más inteligente, con mejores políticas públicas y más veracidad; que sabe distinguir entre un liderazgo firme y el autoritarismo.
Todo es cosa de que se quite el lastre de la pesada herencia que le dejaron.
Espero que Claudia Sheinbaum no me decepcione.
P.D. PARA MIS LECTORES:
Diversos asuntos reclaman mi presencia, así que nos volvemos a encontrar el lunes.
Con la colaboración de Upa Ruiz
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