En un México sin división de poderes ni órganos autónomos, es imposible destapar, sin la anuencia del gobierno, la corrupción del sexenio pasado: el secretario de Segob vinculado a una banda criminal, y el de Marina al huachicol
En el acto por su primer año, la presidenta trasladó de la Mañanera al Zócalo la tarea que más desgasta su gestión: para poder gobernar, abollar al poder paralelo que le dejó López Obrador, sin ir jamás en contra de López Obrador.
Una versión libre de su discurso fue la exigencia a los huachicoleros que le permitan gobernar y dejen de intrigarla con el líder histórico del “movimiento”. Y, al líder histórico del “movimiento”, que no se deje intrigar por los huachicoleros.
Con los perdedores de la sucesión, López Obrador le incrustó a la ganadora un gobierno paralelo: A.A. López en el Senado, Monreal en Cámara de Diputados, su hijo Andrés Manuel manejando el dinero y las candidaturas de Morena, y otros más.
Desde el gobierno de Sheinbaum, miembros del poder paralelo son exhibidos en lujos que contravienen la vida monacal exigida por el “movimiento”, y en investigaciones de corrupción: A.A. López, el ex secretario de Marina, y otros más.
Sin embargo, desde la voz de Sheinbaum, la defensa es vivísima en favor de los envueltos en lujos que contravienen la vida monacal exigida por el “movimiento”, y en investigaciones de corrupción: A.A. López, el ex secretario de Marina, y otros más.
Es discordante la estrategia de la presidenta:
–Quiere abollarle la carrocería al gobierno paralelo que le incrustó López Obrador, publicando lo que sabe de ellos.
–A la vez, tiene que defenderlos para no incomodar a quien los colocó como gobierno paralelo.
–Y repite, decenas de veces, que quien le incrustó el poder paralelo, es su faro y guía.
En el lenguaje popular que le fascina a la 4T, la presidenta quiere chiflar y comer pinole al mismo tiempo. Todo indica que se la llevará así buen rato, porque… no hay manera. Su acto del domingo es un ejemplo fehaciente.
Veamos:
Encerró en un corral a los políticos que, en marzo pasado y en el mismo lugar, le dieron la espalda. Ahora ya no salieron en la foto Andrés Manuel López Beltrán, Luisa Alcalde, Adán Augusto López, Ricardo Monreal, Manuel Velasco ni Alejandro Esquer.
Todo México vio el corral. Monreal se quejó del corral, y la presidenta le respondió en su mañanera: “Son chismes, no tiene nada de malo cómo acomode a la gente, no hay ningún mensaje, no hay nada”. A Dios rogando y con el mazo dando.
En un México sin división de poderes ni órganos autónomos, es imposible destapar, sin la anuencia del gobierno, la corrupción del sexenio pasado: el secretario de Segob vinculado a una banda criminal, y el de Marina al huachicol.
Pero destapar la cloaca sólo ha sido para intentar abollar al gobierno paralelo y no para eliminarlo.
Eliminarlo, exige pagar costos políticos.
