Si llega a haber efectos negativos en el crecimiento de la economía del planeta, a nosotros en este país nos encontrarán debilitados
Hay, allá afuera en el mundo, un pleito comercial que no tiene buenos augurios para la economía global. Y si llega a haber efectos negativos en el crecimiento de la economía del planeta, a nosotros en este país nos encontrarán debilitados por nuestras propias razones internas.
La guerra comercial entre China y Estados Unidos ha reavivado los temores de una caída en la economía estadounidense hasta niveles recesivos. Y nos falta el Brexit hacia finales del año, que aumentará las presiones globales.
Las recesiones no son tan fáciles de predecir, hasta que las tienes encima. Pero el viejo indicador de la diferencia en los rendimientos de los bonos de Estados Unidos a 10 años contra los bonos a tres meses marca hoy una posibilidad tan alta de recesión como no se veía desde el 2007.
Si se llegara a concretar esa condición de caída en el crecimiento económico, podría ser hacia principios o mediados del próximo año.
México enfrenta por ahora los temores de esta guerra comercial global con efectos negativos en los mercados financieros en momentos en que el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador debería estar afinando los detalles del Paquete Económico que presentará dentro de un mes al Congreso.
Si los criterios económicos que presente el gobierno federal se despegan de la realidad de México y del mundo para privilegiar el fantástico mundo de “los otros datos”, la respuesta de los mercados, incluidas las firmas calificadoras, será inmediata.
No puede la ilusión del crecimiento imaginario prevalecer en el Paquete Económico, porque eso hace que se calculen mal los ingresos y los gastos. Vamos, hace que todo se planee mal.
El punto de partida de la economía mexicana es que este año no va a crecer, no se van a cumplir las metas de recaudación y, por lo tanto, el 2020 tendría que ser de un ajuste mucho mayor en el gasto si se pretende no endeudar más al país.
Porque más allá del surrealismo de festejar un crecimiento económico de 0.1% al cierre del trimestre pasado, está claro que la economía mexicana tiene los motores del crecimiento apagados y esto no lo quieren ver desde la cúspide de la 4T.
Ahí está el escalofriante dato que ayer dio a conocer el Inegi sobre la Inversión Fija Bruta y su impresionante caída anual de 6.9 por ciento. Con un auténtico derrumbe en la inversión en construcción de 8.3% y la impresentable disminución en la inversión en maquinaria y equipo de origen nacional de 21.2 por ciento.
Por supuesto que la inversión condiciona el crecimiento y tampoco ayudan los indicadores de confianza de empresarios e inversionistas, con bajas también muy notables.
Es precisamente sobre estas piedras, de un deterioro económico importante en México, que nos encontrará la presentación del Paquete Económico del próximo año. Uno que no tiene ningún impedimento para que el Congreso lo apruebe como lo quiera el presidente. Pero, sobre todo, es sobre esta precaria situación económica nacional que nos toparíamos con una recesión en Estados Unidos.
El nivel de responsabilidad, de creatividad y de sentido común que debería tener el gobierno del presidente López Obrador para elaborar el Paquete Económico del próximo año para enfrentar un año difícil sin secuelas económico-financieras importantes es muy elevado.
Un nivel que, desafortunadamente, no mostrado hasta este momento.