Con una inflación al cierre de enero pasado en torno a 5.5% anual, una tasa de interés en 7.25% empezaría a hacer más sentido. Más si vemos que hace un mes el dato inflacionario que teníamos como vigente era un espantoso 6.7% al cierre del 2017. Pero hoy el juego monetario se ha complicado y … Continued
Con una inflación al cierre de enero pasado en torno a 5.5% anual, una tasa de interés en 7.25% empezaría a hacer más sentido. Más si vemos que hace un mes el dato inflacionario que teníamos como vigente era un espantoso 6.7% al cierre del 2017.
Pero hoy el juego monetario se ha complicado y el nivel inflacionario local es una más de las variables que debe considerar la Junta de Gobierno del Banco de México esta mañana para determinar qué hace con su tasa de referencia.
El show que nos regalaron los mercados bursátiles el viernes pasado y el lunes fue una muestra de ese cambio que está en marcha en el mundo. Entre los múltiples factores que llevaron al Dow Jones al descalabro histórico está el aumento de los riesgos inflacionarios.
La cadena de eventos que desencadena una mayor expectativa inflacionaria en Estados Unidos pasa por una expectativa de alza más acelerada en las tasas de interés en ese país, hay un aumento en la percepción de riesgo y un vuelo hacia los instrumentos de deuda del Tesoro estadounidense que prometen mejores rendimientos.
Hay que agradecer que el lunes fue feriado en México y que los mercados mexicanos no se subieron de inmediato a la cascada de decisiones computarizadas que tiraron los índices bursátiles del planeta.
Para cuando regresó a las operaciones la Bolsa Mexicana de Valores ya había un poco más de calma y perspectiva respecto a los ajustes que sufrían los mercados. El Índice de Precios y Cotizaciones pagó su cuota de pertenencia al mundo global y se estabilizó.
Lo cierto es que hoy México deja el lugar de pasajero para ocupar un papel protagónico y todos están a la espera de que este jueves el Banco de México dé a conocer su decisión de política monetaria.
Si la expectativa es que la Reserva Federal de Estados Unidos deberá elevar quizá más rápido su tasa de interés referente, pues en el caso de México debería ser prácticamente garantizado que suba el premio a la par que se eleva el riesgo global y que este país tiene su propia lista de asuntos de angustia.
Son ya de lugar común las referencias a la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y a las próximas elecciones presidenciales como factores de riesgo para el tipo de cambio, las finanzas y la economía mexicanas.
Si la tasa de interés no otorga margen de maniobra a ese amortiguador cambiario, contribuye a la depreciación del peso y con ello a las presiones inflacionarias.
En el mercado esperan hoy que el Banco de México eleve la tasa de interés ante esa combinación de tormenta externa y riesgos internos.
Esperan una reflexión sobre el comportamiento de los precios y los riesgos internos que de acuerdo con los analistas que consulta el propio Banco de México hoy pasan más por factores no económicos como la situación política interna.
Y como añadidura tendremos la evaluación de la manera de llevar las cosas de un nuevo gobernador y una flamante subgobernadora del Banco de México.