En fin, que si la 4T quiere unos comicios no solo legales, sino también legítimos para que los ciudadanos elijamos jueces, deben de abandonar la idea de querer vernos la cara de…
LIC. GERARDO FERNÁNDEZ NOROÑA,
PRESIDENTE DE LA MESA DIRECTIVA,
CÁMARA DE SENADORES:
+Simulación: disfraz, simulacro,
ficción, farsa.
Diccionario de la Real Academia
Aun cuando usted está por concluir su período como presidente en la Cámara de Senadores, sí le rogaría que en la lista de pendientes para su sucesor incluyera una contrarreforma a la ley del Poder Judicial. No puede volver a ocurrir un desaguisado como las elecciones del pasado 1º de junio.
Empecemos por qué lo más lógico, sensato y prudente es cambiar la fecha; o sea, que los comicios para renovar a la mitad de los jueces que falta sean concurrentes con la elección federal en la que los ciudadanos habremos de elegir diputados federales y locales, así como 17 gobernadores. Razones hay muchas.
Primero que nada, el INE no tiene la infraestructura para organizar tantos comicios de manera simultánea, ni contando con los recursos necesarios -nueve mil millones de pesos-. Asimismo, la distritación federal no coincide con la de los circuitos judiciales y no podrán ubicarse en la misma casilla las dos elecciones. Cabe agregar que el reclutamiento de ciudadanos para funcionarios de casilla se vería seriamente amenazado, pues en vez de un millón de personas, se necesitaría más del doble.
Hasta aquí los problemas de logística, pasemos ahora a los obstáculos de fondo:
Primero que nada, la contrarreforma debería contemplar modificaciones de fondo y de forma en lo que respecta a la selección de candidatos. Ya vimos que los Comités de Evaluación hicieron muy por encima su trabajo y ahora el INE está echando para atrás a 33 candidatos ganadores de magistraturas porque no cumplen con los requisitos y eso que eran muy pocos.
Por cierto, algo tienen que hacer para que los tres comités no propongan a los mismos postulantes, como ocurrió en Durango y otras entidades, porque eso no es una elección de designación simulada.
La contrarreforma debería contemplar un reglamento que determine un procedimiento para la selección de candidatos y que los tres comités -del Ejecutivo, Legislativo y Judicial– lo sigan por igual y cuenten con suficiente tiempo para cumplirlo. En dicho procedimiento es indispensable considerar la aplicación de un examen de conocimientos según la materia a la que aspiren los posibles candidatos; que hayan obtenido ocho de calificación durante sus estudios, no es un parámetro suficiente.
El problema de la honestidad de los candidatos es más resbaloso, pero indispensable de resolver. Hoy tenemos que Silvia Rocío Delgado García, ex abogada de Joaquín “el Chapo” Guzmán está dentro de las ganadoras, lo mismo que Ulises Orduña, quien se encuentra en prisión preventiva por presuntamente haber cometido abuso sexual de menores. Las “cartas de recomendación” deben provenir de organismos y/o instituciones relacionados con el Derecho y también serán de reconocido prestigio. Aun así, es indispensable que los comités analicen a profundidad el currículum vitae de los pretendientes y las cartas mismas.
Suponiendo que se hace una verdadera depuración para que solo contiendan los mejores candidatos, el número debe reducirse. Nada de democrático tiene que un aspirante gane con el 1.75% de los votos, porque los sufragios estuvieron pulverizados en una larga lista de contendientes. De pasada, un menor número de postulantes contribuiría a la reducción de votos incompletos.
Luego está el tema de la politización y la inducción del voto. Cuando se le cuestionó a la presidenta Sheinbaum sobre el hecho de que 80% de los ganadores coincide con los 37 modelos de acordeones y que su simpatía por MORENA era evidente, ella afirmó que “la gran mayoría del pueblo de México apoya la Cuarta Transformación; entonces es natural que, a la hora de votar, si había personas que tienen su historia vinculada con un movimiento de transformación, pues sean las personas que elija la gente”. Ese es justamente el problema: en la selección de candidatos no deben pesar las simpatías partidistas. Queremos jueces bien preparados e imparciales en la aplicación de la ley, no militantes que tiendan a favorecer a un partido u otro.
¿Qué hacer con los acordeones? No se trató de guías preparadas en casa por alguna persona, sino de materiales impresos y ampliamente distribuidos sobre todo en zonas de escasos recursos; de otra manera no se explica por qué quienes resultaron ganadores para ministros de la Corte obtuvieran la mayor parte de los votos entre las personas con seis años o menos de escolaridad, según el reporte elaborado por Integralia.
Más aún, señor senador, María Estela Ríos y Sara Irene Herrerías, ambas muy cercanas a la 4T, no aparecen en ninguna de las tres encuestas levantadas; sin embargo, sí fueron inscritas en los acordeones y sí ganaron su espacio como ministras.
¿Cómo evitar la proliferación de los acordeones y la consecuente inducción del voto? Nada se sabe con certeza sobre quiénes los elaboraron, pero no hay un Sherlock Holmes para deducir de dónde provinieron.
En fin, que si la 4T quiere unos comicios no solo legales, sino también legítimos para que los ciudadanos elijamos jueces, deben de abandonar la idea de querer vernos la cara de… y hacer lo necesario para transparentarlos.
Con la colaboración de Upa Ruiz.
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