Al día de ayer, ocho tribunales de distrito de Estados Unidos investigaban por diversos delitos, entre ellos el de conspiración, a Joaquín El Chapo Guzmán. Conspirar para introducir droga, lavar dinero, asesinar, corromper funcionarios, tejer redes criminales… Los distritos: *Sur de California *Oeste de Texas *Norte de Illinois *Este de Nueva York *Sur de Nueva … Continued
Al día de ayer, ocho tribunales de distrito de Estados Unidos investigaban por diversos delitos, entre ellos el de conspiración, a Joaquín El Chapo Guzmán. Conspirar para introducir droga, lavar dinero, asesinar, corromper funcionarios, tejer redes criminales… Los distritos:
*Sur de California
*Oeste de Texas
*Norte de Illinois
*Este de Nueva York
*Sur de Nueva York
*Nueva Hampshire
*Centro de Florida
*Sur de Florida
La conspiración es un delito federal. Basta que se determine que hubo un acuerdo para delinquir, entre al menos dos personas, para que el juez dicte sentencias de hasta cinco años en prisión.
Un connotado litigante estadounidense ejemplifica así el delito de conspiración. Si tú y yo nos juntamos en un café para planear el robo de un banco y tú preparas tu coche para que huyamos después del asalto, no importa que no robemos el banco, porque si se “prueba” que conspiramos para cometer ese delito, nos mandan a la cárcel. “Conspiracy is a serious allegation in America”, concluye.
Lo que se requiere es un hecho para fundar una acusación. Y es secreto a voces en los círculos judiciales de Estados Unidos que las autoridades tienen elementos para presuponer que la ciudadana estadounidense Kate del Castillo se comunicó varias veces con un “criminal extranjero”, El Chapo Guzmán. Que Kate del Castillo ayudó a un fugitivo, consciente de que lo estaba ayudando; que hizo tratos con él, consciente de lo que estaba haciendo. No importa si consumó esos presuntos actos delictivos.
Kate deberá enfrentar en fecha próxima a una corte federal en el sur de Florida sin conocer qué tan conectado esté su caso con los de California, Texas, Illinois, Nueva York, Nueva Hampshire o el centro de Florida. Y con el riesgo de que un juez implacable, o necesitado de fama la termine colocando ante uno de esos jurados tan dados a impresionarse con los estereotipos. El narco, la mexicana que no supo lo que significaba ser americana, bla, bla.
Se acabó la fiesta de Rolling Stone. Llegó la hora de sortear el big stick. Y de los abogados en Estados Unidos, en dólares. Porque la tentación de exhibir y condenar a una estrella de televisión ligada al “criminal más buscado de la tierra” será grande.
Suerte, Kate.
MENOS DE 140. Agradezco a Manlio Fabio Beltrones por el valor de hablar sobre mi inocencia y derechos cuando estuve preso en España: Humberto Moreira.
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