La semana pasada el precio del barril de petróleo Brent alcanzó 63.52 dólares, su nivel más alto en más de dos años. Después de caer a su nivel mínimo en el año de 44.87 en junio, el precio del petróleo experimentó un alza que acumula 43 por ciento desde entonces y 20 por ciento en … Continued

La semana pasada el precio del barril de petróleo Brent alcanzó 63.52 dólares, su nivel más alto en más de dos años. Después de caer a su nivel mínimo en el año de 44.87 en junio, el precio del petróleo experimentó un alza que acumula 43 por ciento desde entonces y 20 por ciento en el último mes.
El incremento está ligado a tres factores principales: I) un aumento en la demanda de crudo impulsado por un mayor crecimiento económico a nivel global; II) la muy posible extensión de los recortes de la OPEP; y III) la posibilidad de futuras disrupciones en la oferta como consecuencia de riesgos geopolíticos.
En el primer punto, la Agencia Internacional de Energía ha visto suficiente evidencia en lo que va del año para confirmar su pronóstico de crecimiento de 1.6 por ciento en la demanda de petróleo en el 2017 y de 1.4 por ciento en el 2018. Estos crecimientos se traducen en un incremento en la demanda de 1.6 y 1.4 millones de barriles diarios.
En el segundo punto, en mayo la OPEP extendió en seis meses el plazo para mantener los recortes en su producción equivalente a 10 millones de barriles diarios. En este sentido, los recortes han tenido un impacto favorable en el precio del petróleo ya que el incremento en la oferta por parte de los países que no son miembros de la OPEP ha sido de apenas 700 mil barriles diarios.
Suponiendo que la OPEP extiende los recortes para el 2018 en su reunión del 30 de noviembre, la oferta de crudo podría mantenerse relativamente estable en los próximos meses. Sin embargo, existe incertidumbre sobre los niveles de producción en países como Venezuela, Libia (que está exenta de los recortes mientras se recupera de su guerra civil), Irán e Irak.
En el caso de Venezuela, la producción diaria ha caído 22 por ciento en lo que va del año a 1.86 millones de barriles diarios, su nivel más bajo en 30 años. Aunque el nivel de precios actual seguramente incentivará una mayor oferta de crudo por parte de los productores de mayor costo, este crecimiento no se da de manera inmediata.
Un caso muy claro son los productores de shale oil en Estados Unidos donde el número de pozos en producción ha venido aumentando de manera considerable en los últimos meses. Sin embargo, los niveles de producción no han aumentado al ritmo que se anticipaba originalmente. De acuerdo a datos Baker-Hughes, el número de pozos en activo en Estados Unidos pasó de 529 a principios del año a 738 esta semana mientras que la producción total de crudo ha aumentado en 430 mil barriles diarios.
Para dar un poco más de contexto, la producción de crudo en EU cayó de un pico de 9.7 millones de barriles diarios en mayo del 2016 a un mínimo de 8.5 millones en septiembre del mismo año y actualmente se ubica en un nivel cercano a los 9.6 millones de barriles diarios.
A pesar de que la oferta seguirá respondiendo al entorno de precios más favorable, algunos expertos consideran que el incremento actual en el precio tiene un componente de prima de riesgo que anticipa un posible conflicto en el Medio Oriente y/o un mayor deterioro de la producción en Venezuela.
En el caso del Medio Oriente, los acontecimientos recientes en Arabia Saudita involucrando una serie de despidos y arrestos de los antagonistas a la corona y las crecientes tensiones entre Irán y Arabia Saudita traen un nuevo nivel de incertidumbre para la región.
La posibilidad de un conflicto entre Irán y Arabia Saudita pondría en riesgo los niveles de producción pero sobre todo el transporte de crudo a través del Estrecho de Ormuz, un angosto canal que conecta el golfo Pérsico con el mar Arábigo y el océano Índico, por el cual transita una quinta parte de la producción global de crudo. Sin la prima de riesgo, el precio del barril de crudo Brent podría reubicarse por debajo de los 60 dólares.