Trump, entonces, se quiere apuntar como un triunfo político propio esta recuperación del mercado laboral estadounidense, básicamente del sector privado. Pero el presidente López Obrador también le quiere sacar provecho a los resultados de los trabajadores… en Estados Unidos
El hecho de que las únicas buenas noticias económicas que tiene México lleguen desde Estados Unidos no significa que el presidente Andrés Manuel López Obrador tenga que incluirlas en su lista de agradecimientos en su venidera procesión a Washington.
El presidente estadounidense, Donald Trump, convierte en un triunfo propio el importante rebote que tuvo el mercado laboral el mes pasado y presume 4.8 millones de plazas no agrícolas creadas en junio, que se suman a las 2.7 millones de plazas recuperadas en mayo, tras el derrumbe histórico de abril de 20.7 millones de empleos perdidos.
Trump, entonces, se quiere apuntar como un triunfo político propio esta recuperación del mercado laboral estadounidense, básicamente del sector privado. Pero el presidente López Obrador también le quiere sacar provecho a los resultados de los trabajadores… en Estados Unidos.
Si un dato no se puede presumir son las remesas. La inmensa mayoría de los mexicanos que viven en el extranjero y que envían dinero a sus familias en México, tuvieron que salir de su país porque no encontraban las oportunidades para salir adelante. Dejaron atrás pareja, hijos, padres, amigos, en fin, para sobrevivir honradamente en un país donde sí hay oportunidades.
A la mayoría no los reciben con los brazos abiertos en Estados Unidos. Son muchos los que se van sin papeles, se exponen a que las políticas de personajes como Donald Trump provoquen una persecución policial a nivel de delincuentes y de paso enfrentan el creciente rechazo de una población ignorante y adoctrinada para aborrecer a quien parezca mexicano.
Claro que los emigrantes no son responsabilidad de la 4T, al contrario, el gobierno del presidente López Obrador desplegó a la Guardia Nacional para cuidar la frontera común, y de paso la del sur, para evitar que más personas que buscan una mejor calidad de vida del otro lado de la frontera puedan cruzar.
Pero esas remesas, en ese sorprendente nivel de mayo de 3,379 millones de dólares, son la única buena noticia económica que ha tenido México en mucho tiempo. Porque, aunque hayan sido generadas en un mercado laboral diferente al mexicano, son recursos que se incorporan a la economía mexicana y son de hecho los dólares mejor repartidos que hay en el país.
Otra buena noticia para la economía mexicana, aunque de efecto indirecto, son esos empleos creados en Estados Unidos. Entre otras cosas porque más mexicanos podrán conseguir trabajo y porque más consumidores activos implican un aumento en las exportaciones.
Así que, las remesas son un alivio en estos momentos de enormes problemas económicos en México, pero no son algo para festejar.
Incluso el alto desempleo en México y las pocas posibilidades de un rebote vigoroso en el mercado laboral pueden provocar que más mexicanos intenten llegar del otro lado para conseguir trabajo.
Las remesas son reflejo de la realidad migratoria mexicana y no deberían motivar, para nada, un agradecimiento mexicano a Donald Trump.
Pero sí recuerdan que el tema migratorio es uno de los asuntos comunes más importantes de la relación y que no podría estar ausente en una reunión bilateral como la de la próxima semana.