La 4T ya cometió el error de meter política y migración en la misma bolsa de las relaciones con EU. Ahora cometerá otro
El grupo político que gobierna (el “movimiento”, como se llaman ellos) sabe que la reforma judicial hará difícil renegociar el T-MEC. Pero es una factura que está dispuesto a pagar: primero, cumplirle a López Obrador; después, México.
A Trump importa un cacahuate el poder judicial en México: de hecho, quiere destruirlo en EU. Va a defenderlo sólo por sacar más concesiones de las que ya sacó a la 4T. Sabe que ésta no puede funcionar sin los 300 mil millones de dólares del T-MEC.
Para mantener la reforma judicial, la 4T aceptará más vuelos espías, drones de la CIA, marines asesores, mayor presencia de la DEA. Así librará la espada de EU en la renegociación: que el T-MEC depende de la certeza legal para su inversiones.
Según Sheinbaum, “de todas formas, los capitales llegarán”. Cierto: a Haití también llegan. El asunto aquí es que la compra de votos de la 4T depende del T-MEC, debido al escaso 0.8% que creció la economía durante el sexenio de López Obrador.
No bastará a este gobierno usar 40 mil millones de pesos de las Afores y 2.4 billones del Infonavit. Al no producir ni crecer económicamente, México es hoy un país que, para funcionar, depende de comprar bienes en el exterior: sin el T-MEC no sobrevive.
Sheinbaum no tiene el margen de López Obrador, quien usó 350 mil millones del Fondo de Estabilización Presupuestal, unos 100 mil millones de fideicomisos, 11 mil millones del programa de mantenimiento de las carreteras, miles de millones en remesas.
Mientras, hay aquí desbandada de jueces, cuya labor es realizada por secretarios sin capacitación para dictar sentencias. Hay cerca de 400 plazas vacantes, porque la reforma judicial exige a los nuevos jueces 90% de capacidad y 10% de lealtad al gobierno.
Los juzgadores de carrera prefieren dejar el espacio a los juristas incapaces, y ejercen su derecho de jubilación o retiro anticipado, porque se niegan a trabajar sin independencia profesional y con riesgo para su integridad.
La 4T ya cometió el error de meter política y migración en la misma bolsa de las relaciones con EU. Ahora cometerá otro: agregar a esa bolsa contaminada, el asunto de la impartición de justicia. Son tres temas que deben ir por separado en todo.
Pero la 4T está sin dinero para pagar los programas sociales. Para pagar los que vienen desde López Obrador, más los nuevos de Sheinbaum, se ha endeudado como nunca antes en la historia: 6.7 billones de pesos.
López Obrador basó todo en el dinero: saqueó las finanzas públicas para implantar un nuevo régimen y que Morena mantuviera la presidencia. Hoy, la disyuntiva de su sucesora es mantener el régimen y la presidencia.
Pero sin dinero.