Si algo se ha cansado de probar la 4T es el blindaje financiero de la economía mexicana. Han tomado acciones que anteriormente hubieran desatado crisis
Cuando México vivía los días de la tersa transición entre los gobiernos de Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador, el presidente entrante no tuvo empacho en reconocer que recibía un país sin crisis económica.
Nada mal para un personaje que había basado sus campañas electorales en denostar a los gobiernos en turno.
Y es verdad, la economía mexicana que vio el cambio de gobierno era estable, con solidez financiera, pero con algunos demonios en el clóset.
Si algo se ha cansado de probar la 4T es el blindaje financiero que tiene la economía mexicana. Han tomado acciones que en otros tiempos hubieran desatado profundas crisis económicas. Pero hoy hay mayor resistencia.
Pero lo que no recibió en las mejores condiciones el actual gobierno fue el dinamismo económico. El Producto Interno Bruto no ha crecido por décadas más allá de sus niveles inerciales y lo que es peor es que su potencial de crecimiento ha ido permanentemente a la baja.
No hay duda que el peor lastre heredado de los gobiernos anteriores es la condición financiera de Petróleos Mexicanos. Una empresa endeudada mucho más allá de cualquier lógica económica, una petrolera que dejó de invertir en su negocio central. Un Pemex devastado por la corrupción y los abusos sindicales.
Pero tal parece que estaríamos en la repetición de lo ocurrido en la transición política de 1994. El gobierno saliente deja la economía prendida de alfileres y los inexpertos nuevos que llegaron se los quitaron y vino el derrumbe.
La 4T ha llenado la economía de pésimas señales, que no hacen sino abonar a la desconfianza. Sin ese elemento fundamental es imposible mantener el buen desempeño de la economía.
Las cifras son apabullantes e indican claras muestras de contracción. El sector industrial mexicano está en recesión. El dato más reciente de una caída en la producción industrial durante abril pasado de -2.9% se suma a cinco resultados previos en el terreno negativo.
El registro nacional de inversiones extranjeras de la Secretaría de Economía registró durante el primer trimestre de este año el número más bajo de compañías del exterior con ganas de invertir en México de los últimos 27 años.
No paran las revisiones a la baja de las estimaciones de crecimiento del PIB para este 2019 y ya tenemos el registro de un crecimiento negativo, de -0.2%, en la economía durante el primer trimestre de este año.
El hecho de haber ganado tiempo ante la amenaza de Donald Trump no significa que la economía mexicana realmente se haya salvado de la posibilidad de entrar en el terreno negativo.
La ira del presidente estadounidense fue provocada por medidas que asumió el gobierno de Andrés Manuel López Obrador en materia migratoria. Y si bien hay que destacar las labores de bombero del canciller Marcelo Ebrard, tampoco hay razones para emprender un festejo como el que pretende el presidente.
Muchos de los lastres que hoy pesan y se acumulan en la posibilidad de despegue de la economía mexicana, han sido provocados por las acciones de gobierno. Por lo que lejos de gastar miles de millones de pesos para inundar la obra abandonada del aeropuerto de Texcoco, debería ser el momento de ver qué señales de certeza interna se pueden mandar para evitar el descalabro.
En su momento lo dijo el presidente López Obrador, la economía mexicana no se dejó en condición crítica por parte del gobierno pasado, pero eso no garantiza que no la puedan llevar a esa situación.