El más infeliz de los países de la Tierra es Burundi, seguido de Siria, Togo, Afganistán, Benin, Ruanda, Guinea, Liberia, Tanzania y Madagascar. El país más feliz de la Tierra es Dinamarca, seguida de Suiza (2), Islandia (3), Noruega (4), Finlandia (5), Canadá (6), Holanda (7), Nueva Zelanda (8), Australia (9) y Suecia (10). Estados … Continued
El más infeliz de los países de la Tierra es Burundi, seguido de Siria, Togo, Afganistán, Benin, Ruanda, Guinea, Liberia, Tanzania y Madagascar.
El país más feliz de la Tierra es Dinamarca, seguida de Suiza (2), Islandia (3), Noruega (4), Finlandia (5), Canadá (6), Holanda (7), Nueva Zelanda (8), Australia (9) y Suecia (10).
Estados Unidos ocupa el lugar número 13 en la felicidad mundial. México, el sitio 21, debajo de Luxemburgo (20), Irlanda (19), Bélgica (18), Brasil (17), Alemania (16), Puerto Rico (15), Costa Rica (14), Estados Unidos (13), Austria (12), e Israel (11).
Estos son datos del World Happines Report (WHR) de 2015, cuyas mediciones están lejos de ser las de los famosos felizómetros, consistentes en reportar lo que la gente dice respecto de su estar feliz o no.
Las mediciones del WHR incluyen entrevistas con mil gentes de cada país, pero añaden a su valoración indicadores objetivos como el producto nacional bruto, la red de seguridad social, la esperanza de vida, las libertades sociales, la solidaridad y la falta de corrupción.
La verdad, incluidos estos indicadores objetivos, no me suenan razonables muchas cosas de este informe, pues países con economías y redes de protección social de sociedades desarrolladas aparecen en rangos de infelicidad mucho mayores que otros, menos bien equipados.
Es el caso de España (37), que aparece solo dos lugares arriba de Guatemala (39), y también de Francia (32), que aparece un lugar debajo de Colombia (31) y siete debajo de Panamá (25).
La verdad me cuesta mucho trabajo creer que México con su lugar Reino Unido (23), la propia España (37) y la infeliz Italia (50).
Quién sabe qué será la felicidad de los pueblos, pero ha empezado a ser medida como un indicador de lo que sucede en el interior de las cifras frías de la economía, la población, la desigualdad o la pobreza.
Por cierto, el informe 2015 subraya el aumento de la desigualdad en el mundo, pero no es este el indicador determinante en su medición de esa otra realidad de la vida, en muchos sentidos inexplicable, que consiste en ser o no ser feliz.