Los números negativos chocan de frente con los “otros datos” presidenciales
Para el presidente Andrés Manuel López Obrador aquellos que vean en los datos del Inegi las características de una recesión en la economía mexicana es porque son nostálgicos del neoliberalismo, obcecados y excitados.
Los números negativos chocan de frente con los “otros datos” presidenciales que le hacen decir a López Obrador que vamos muy bien en lo económico y cada vez mejor.
Pero, por si las dudas, no vaya ser que los nostálgicos conservadores tengan razón. Y, por lo tanto, ahí nos va el primer plan contracíclico del gobierno federal para tratar de contrarrestar la condición económica actual que los datos de esta mañana nos confirman.
Realmente las medidas anunciadas por el secretario de Hacienda, Arturo Herrera, que contabiliza en 485,000 millones de pesos, buscan más el efecto de relumbrón que de utilizar recursos extraordinarios presupuestales para recalentar la economía.
Esto, lejos de ser una mala noticia, es algo muy positivo. Hasta ahora, a pesar de esta recesión autoinfligida, no hay la tentación de sacar la cartera de manera irresponsable para reactivar la economía, con un alto costo para la estabilidad macroeconómica.
El plan que presentaron en la víspera de que hoy se conociera la primera lectura del comportamiento del Producto Interno Bruto (PIB) de México tiene por objeto gastar donde habían retrasado el presupuesto, adelantar recursos estimados para el próximo año e invitar a los agentes privados a endeudarse para invertir o consumir.
Hay muchas obras carreteras inconclusas, paradas durante lo que va de este año, que van a recibir ese segundo aire para ser concluidas, a cambio de que los concesionarios hagan más obras.
En otros proyectos de infraestructura planean invitar a la Iniciativa Privada a participar en Asociaciones Público-Privadas, como por ejemplo un plan de manejo sanitario en Nuevo León. El problema es que no faltarán las empresas que recuerden cómo el presidente López Obrador tumbó el proyecto del Metrobús de La Laguna en una consulta amañada, a mano alzada, para que se les quiten las ganas de participar.
Y si la tendencia fue no gastar durante la primera parte del año en licitaciones, la promesa es gastar mucho más en lo que resta del 2019, incluso adelantando concursos programados para el 2020.
Créditos para consumir, créditos para invertir. Ya veremos las tasas que se ofrecen y si los agentes económicos consideran que tienen las condiciones de endeudarse en estos momentos en que las vacas se ven algo flacas y con tasas de interés altas.
El primer plan contracíclico de la 4T es básicamente hacer lo que han dejado de hacer durante ocho meses, pero no importa. Es algo muy positivo porque no se mete con la estabilidad de las finanzas públicas.
No hay, todavía, la tentación de provocar un crecimiento artificial con endeudamiento, así como lo hicieron en aquellos años del populismo de los 70 y 80 y que a tantas crisis económicas llevaron a la economía mexicana.
De hecho, el que llaman Plan de Negocios de Pemex ya se encarga de encender algunos focos amarillos en materia de finanzas públicas, pero todavía sin ser un asunto de alarma.
El mejor plan contracíclico que podría implementar el gobierno federal debería ser restaurar la confianza, pero con el discurso presidencial de confrontación y con los caprichos de gasto público que tiene la 4T, será más fácil terminar las carreteras que moderar la confrontación de López Obrador con aquellos que ve como adversarios.