Creo que un buen número de ciudadanos comunes vieron dos spots realizados, uno por el PAN y otro por el PRI. Estos dos spots son los iniciadores del tsunami publicitario que ya está aquí y el presagio de los materiales con los que estarán confeccionados los proyectiles comunicacionales de la guerra electoral que se avecina. … Continued
Creo que un buen número de ciudadanos comunes vieron dos spots realizados, uno por el PAN y otro por el PRI. Estos dos spots son los iniciadores del tsunami publicitario que ya está aquí y el presagio de los materiales con los que estarán confeccionados los proyectiles comunicacionales de la guerra electoral que se avecina. (Calcule usted que entre el 5 de abril y el 4 de junio nuestros ojos, oídos, alma, corazón y vida serán bombardeados con un total de 16 millones 174,080 spots que serán difundidos por 2,500 estaciones de radio y televisión).
Los anuncios a los que me refiero parecen cortados por la misma tijera, aunque sean de partidos antagónicos. Fue Acción Nacional el primero en atacar publicitariamente. La diatriba mercadotécnica fue secundada, en cuestión de horas, por el Revolucionario Institucional y, con ello, se inauguraron las hostilidades a las que, todavía, les queda grande el concepto “guerra de lodo”. Digamos que apenas estamos en una batalla de aguas negras, preludio de los ataques que con materiales de mayor consistencia y pestilencia veremos más adelante.
Sin embargo, los precitados anuncios, sometidos a una transmisión frecuente, tuvieron vida breve. Fueron suspendidos por la Comisión de Quejas del Instituto Nacional Electoral (INE) por contener mensajes calificados de calumniosos y palabras consideradas insolentes por aquellos que jamás han escuchado el lenguaje que en la actualidad utilizan las jovencitas estudiantes de secundaria.
En consideración a los integrantes de la clientela de esta columna que no pudieron ver los escarceos de la próxima conflagración coprofágica y con la intención de hacer dos que tres comentarios sobre las mencionadas piezas publicitarias, aquí va una glosa de ellas que si formaran parte de un todo éste podría llamarse “El comal le dijo a la olla” o “Quítate, quítate que ahí te voy”.
Campañas gemelas
La cámara muestra la lateral de Paseo de la Reforma, tres chavos y una chava provistos de micrófono ambiental, cámara de cine, un reflejante de luz y un micrófono de mano, abordan a un transeúnte. La chava pregunta: ¿Qué opinas que el presidente del PRI presuma de relojes de más de 2 millones de pesos? El interrogado y el espectador ven un cartoncillo con una fotografía de César Camacho con un reloj que, con un supuesto precio de 646,000 pesos, aparece en el recuadro superior derecho del cartón. Debajo de éste otros dos relojes que lucen precios de más de 700,000 pesos y que sólo por estar ahí uno debe suponer son del señor Camacho, al que nunca hemos visto presumir relojes. ¿Qué, opino? -pregunta el transeúnte-actor y contesta: Pues es una chin… (entra un ruido extraño que podríamos representar así: %&#). Enseguida viene el mensaje sobre el sistema anticorrupción propuesto por el PAN. Corte a: El equipo fílmico-encuestador llega al patio de una casa de clase media donde tienen cautivo en una jaula un perico (por este detalle debería haber protestado el partido verde). El ama de casa escucha a la entrevistadora: ¿Qué opina de que los altos funcionarios priístas (le muestra un cartón con cuatro edificios de lujo) tengan propiedades millonarias en el extranjero? La señora contesta: Pues que no tienen mad… (otra vez el ruido que representamos así $%&#). Por un momento pensé, al ver uno de los edificios mostrados, que era en el que vive César Nava. Entra la voz del locutor para “vender” el sistema anticorrupción panista. Yo me solidarizo con lo que propone el final del anuncio: “Que devuelvan lo robado”. Órale, a devolverlo, sea del partido que sea y chin…# %& a su mad…&%$ el que se raje.
Como una coincidencia que puede interpretarse más allá de lo estrictamente publicitario, el anuncio del tricolor también ocurre en la lateral del Paseo Reforma, pero en sentido contrario al del mensaje panista. El equipo técnico es de tres elementos. Se aproxima un transeúnte. Aquí también la mujer es la que pregunta: ¿Qué opinas de que el gobernador del PAN Guillermo Padrés (debió aclarar “que era priísta pero como no fue candidato a gobernador se fue al PAN”) construyó (muestran el cartoncito) ilegalmente una presa enorme en su rancho que le quita el agua a la gente que no la tiene. El interrogado contesta: ¿Que qué opino? Que esto es una chin… (aquí entra un viiip). El mensaje del locutor es que “el PRI impulsa y aprobará el sistema nacional anticorrupción”. Los encuestadores fílmicos encuentran un joven al que le muestran el consabido cartón con las imágenes de los diputados Villarreal, Martín del Campo y Arámbula. ¿Qué opinas de que los diputados del PAN piden moches del dinero destinado a la construcción de escuelas y hospitales? ¿Que qué opino? Que poca mad… otra vez el viiip protector de la audiovirginidad y el spot termina casi como el del blanquiazul.
Aunque los referidos materiales publicitarios salieron del aire, fueron sustituidos con otros de tono similar y del mismo estilo. De tal suerte que el espectador no sabe, bien a bien, si un miembro del PAN es socio de un banco con el que se ha enriquecido ilícitamente o si los priístas de doble moral les pagan a sexoservidoras con el dinero de nuestros impuestos.
Si me preguntan que qué opino les diré que los dos partidos tienen muy poca madre y que ya ni la chingan.