“Es un pleito entre comitecos”, resume Rutilio Escandón Cadenas en referencia a la ruptura de la coalición que uniría al PRI y al PVEM en Chiapas. El coordinador de Organización de Morena pronto se convertirá en el abanderado de la izquierda por la gubernatura de aquella entidad sureña. Roberto Albores Gleason y Eduardo Aguilar Rivera … Continued
“Es un pleito entre comitecos”, resume Rutilio Escandón Cadenas en referencia a la ruptura de la coalición que uniría al PRI y al PVEM en Chiapas. El coordinador de Organización de Morena pronto se convertirá en el abanderado de la izquierda por la gubernatura de aquella entidad sureña.
Roberto Albores Gleason y Eduardo Aguilar Rivera llevaron al extremo una pugna que surgió hace más de una década. El senador con licencia llegará a la boleta electoral con el respaldo de Enrique Ochoa, pero sin el aval del gobernador Manuel Velasco. El líder del PVEM chiapaneco podría abrazar la candidatura del frente PAN-PRD-MC, pero algunas facciones del sol azteca pugnan por José Antonio Aguilar Bodegas.
“El gobernador es mi amigo. Fui amigo de su padre y conozco a su familia desde hace muchos años”, sostiene el expresidente del Tribunal Superior de Justicia en Chiapas, “¿soy su candidato? No lo sé, no me lo ha dicho. Además, está claro que hay una brecha generacional. Tengo claro que puede tener más afectos con sus camaradas de la infancia”, dijo.
Escandón Cadenas asumiría la gubernatura a los 60 años. Salvo un periodo —cuando completó sus estudios universitarios y comenzó su vida laboral, en Tijuana— siempre ha vivido en Chiapas. En su juventud ejerció el periodismo, aunque brevemente, pues siempre tuvo claro que quería convertirse en un profesional del Derecho.
Su única membresía partidista ha sido en el PRD, que lo llevó a San Lázaro y Xicoténcatl mientras AMLO presidió esa organización izquierdista. En el 2013 asumió la presidencia del Poder Judicial de Chiapas con la misión de concretar la implementación del nuevo sistema adversario, sin presupuesto y sin personal capacitado.
Los sellos distintivos de su gestión fueron la austeridad y la desacralización de su investidura. “Que me llamen Rutilio, que no me digan doctor”, pidió a su staff en las semanas previas a la instalación de una instancia interinstitucional para revisar los casos de miles de chiapanecos encarcelados en las últimas dos décadas.
En tres años, logró la liberación de 1,900 personas. “Y ninguno de ellos ha vuelto a la cárcel”. La “mesa de la reconciliación” podría ser el modelo chiapaneco que se replicara a nivel nacional para materializar la oferta de AMLO de amnistía, a nivel federal. “Algo así hay que hacer para alcanzar una paz verdadera, con justicia y dignidad”, acepta, “pero sería incongruente hacer ofertas fatuas. La gente merece respeto y le tocará al gobierno federal hacer una propuesta concreta. Hay que hacer justicia de verdad y no dejar nada impune”.
Rutilio dedicó un breve lapso de su vida profesional al litigio y, no obstante, prefiere asumir que es un profesional del derecho —alguna época impartió cátedra y en el legislativo se especializó en temas constitucionales— que reconoce los límites del ejercicio público y esquiva cualquier conflicto de interés.
“Tengo la conciencia tranquila y las manos limpias”, plantea al hablar de sus relaciones familiares: casado con Rosalinda López Hernández, es cuñado del abanderado de Morena a la gubernatura de Tabasco y concuño-compadre del senador Verde, Humberto Mayans Canabal.
“También soy compadre de Pío Lorenzo —hermano menor de AMLO— pero él hace mucho que sólo se dedica a su equipo de beisbol, allá en Palenque”, ataja. Seriedad. Diálogo permanente. Y sobre todo, respeto a la ley promete Escandón Cadenas. “No habrá cacería de brujas. Habrá justicia”, define.
“Con la ley no siempre se gana, pero nunca se pierde”, cierra, sin demagogia. Y en ese mismo tono, hace un primer esbozo de su plan para abatir la pobreza extrema en aquella entidad del sureste: la activación de un programa de siembra de árboles maderables, que, además de ayudar a reforestar a la entidad, sirva para generar empleos productivos para los campesinos chiapanecos. Las plantaciones serían de primaveras, aunque también podrían sembrar robles y cedros.
EFECTOS SECUNDARIOS
¿MONTAJES? Hace tres días, José Antonio Meade Kuribreña pasó la mañana en la sede nacional del PRI, para una jornada de acercamiento que incluyó una larga sesión fotográfica con cada uno de los candidatos del tricolor que competirán por curules y escaños al Congreso federal, además de los abanderados a las nueve gubernaturas en disputa en las próximas elecciones concurrentes. En más de un sentido, lo más sorprendente fue el set montado por los convocantes: una reproducción exacta del muro principal del salón de sesiones de San Lázaro, incluido el Escudo nacional y las banderas que sirvieron de fondo para que el abanderado presidencial, Enrique Ochoa y Eruviel Ávila explicaran a la selecta concurrencia —con apoyos visuales y arengas explosivas— su tarea.
“Nos va a tocar enfrentar la batalla más difícil”, aceptó Meade, “nadie nos dijo que iba a ser sencillo, pero es una contienda que todavía no empieza. De aquí al 30 de marzo, tenemos para prepararnos”.
SORPRESAS. Recién se conocen los resultados de mediciones en el norte del país. Uno de cada tres votantes en Nuevo León prefiere a AMLO, mientras que uno de cada cuatro iría por Ricardo Anaya y uno de cada cinco, por Pepe Meade. ¿Y el Bronco?
CONTACTOS. La diputada veracruzana Adriana Sarur Torre dejó la bancada del PVEM y paulatinamente abrazó la causa lopezobradorista, aunque no se sumó a Morena. Bien, por ella, pues será nombrada coordinadora de la bancada del PES en San Lázaro.