Tal parece que al actual gobierno, a ese tan ausente de Enrique Peña Nieto, se le va a calificar de mejor manera con el paso del tiempo que durante su tiempo de gestión. Un valor que se da por entendido, pero que no está garantizado, es el de la estabilidad macroeconómica. Ojalá que en un … Continued
Tal parece que al actual gobierno, a ese tan ausente de Enrique Peña Nieto, se le va a calificar de mejor manera con el paso del tiempo que durante su tiempo de gestión.
Un valor que se da por entendido, pero que no está garantizado, es el de la estabilidad macroeconómica. Ojalá que en un futuro cercano no sea ése el punto de comparación para extrañar años o sexenios pasados.
La inflación, por ejemplo, es un fenómeno que hoy prácticamente no angustia a nadie, porque el más joven que recuerde los efectos desastrosos de un aumento descontrolado de precios debe andar cerca de los 40 años de edad.
La estabilidad de precios de este siglo es un gran triunfo que se ve mejor cuando se tiene la referencia de economías familiares destrozadas en los años 80 y 90 por precios en constante aumento.
Hoy el Banco de México, autónomo como es y debe seguir siendo, se muestra intolerante con una inflación que alcanza 5%, cuando la meta fijada por el propio banco es un aumento anualizado del Índice Nacional de Precios al Consumidor de 3%, con un margen de más, menos 100 puntos base.
Pero la inflación también es uno de los mejores termómetros de desempeño político de una administración. Ya decíamos del efecto devastador de la inflación en los 80. Bien, pues, el aumento de los precios durante el sexenio de Miguel de la Madrid fue de 3,700%, y, la verdad, buena parte de ese efecto fue la factura que le dejó José López Portillo. Son años que se recuerdan con terror.
El sexenio de Felipe Calderón registró una inflación acumulada de 28.5%, la más baja desde los años del Desarrollo Estabilizador, cuando los precios eran controlados y por lo tanto manipulables.
Y, en estos dos últimos meses, el gobierno de Enrique Peña Nieto está acumulando los registros inflacionarios finales para tomar la fotografía sexenal. El acumulado inflacionario del actual sexenio puede ser también de los más bajos en décadas.
Pero la última fotografía será muy importante.
En el más reciente dato inflacionario disponible, el de la primera quincena de este mes de octubre, se notó una disminución significativa en el índice general en comparación con el mismo lapso en otros años. Vamos, desde el 2013 no había un registro tan bajo para ese periodo.
El comportamiento de los precios lo mide el también autónomo Inegi, en una economía que hoy es más abierta que nunca en la fijación de precios. Sin embargo, todavía quedan algunos niveles de precio que pueden incidir de forma artificial en la inflación.
No es ninguna revelación que la manipulación intencional de las tarifas eléctricas previo al verano provoca una baja en la inflación. Y que, por lo tanto, el regreso de las tarifas al final del verano tiene el efecto contrario.
Este año, el regreso de las tarifas de la luz, tras los subsidios para los calores, fue más moderado que en años anteriores. Por lo tanto, con un menor impacto en los precios.
Hubo pues un efecto artificial en la baja inflacionaria. Esto es un hecho, decir que fue intencional para manipular el registro inflacionario es algo diferente. Pero no hay duda de la conveniencia para el gobierno de Enrique Peña Nieto de tener una inflación por debajo de 5% cuando le quedan sólo tres quincenas por cobrar.