Andaluz, alguna vez con pasaporte ibérico, el periodista Juan Moreno migró hacia Alemania cuando era apenas un adolescente. Sus padres dejaron sus tierras a mediados de la década de los 70 y se volvieron obreros en una fábrica de neumáticos en Hanau, una pequeña población cercana a Frankfurt. Como reportero, ha escrito más en inglés … Continued
Andaluz, alguna vez con pasaporte ibérico, el periodista Juan Moreno migró hacia Alemania cuando era apenas un adolescente. Sus padres dejaron sus tierras a mediados de la década de los 70 y se volvieron obreros en una fábrica de neumáticos en Hanau, una pequeña población cercana a Frankfurt.
Como reportero, ha escrito más en inglés y alemán que en su lengua nativa, aunque ha trabajado para El País y otras publicaciones españolas. Desde hace ocho años ha colaborado con Der Spiegel, el semanario berlinés de gran reconocimiento por el desempeño de su equipo editorial.
Trilingüe y con pasaporte alemán, Moreno viajó en el 2017 al Nuevo Continente. La construcción del muro en la frontera que divide a México con Estados Unidos y la migración centroamericana en pos del sueño americano en la era Trump ofrecían una veta exuberante de historias a periodistas freelance, como él.
Justo hace un mes, bajo su firma y la de su colega Claas Relotius, apareció “La frontera de los Jaegers” en Der Spiegel. En el centro del reportaje estaban vigilantes apertrechados en Arizona dispuestos a cumplir con el trabajo que la Border Patrol —a su juicio— realiza a medias.
Había pasado casi un año desde que otra historia elaborada por Relotius, que tenía como protagonista un niño sirio que vivió con la firme creencia de que un graffiti suyo, en su natal Daraa, había iniciado la guerra civil, llegara a la portada de la revista. El jurado del Premio Alemán de Periodismo lo seleccionó como el reportaje del año “por una brillantez, intimidad y relevancia inigualables, que nunca silencian a las fuentes en el que está basado”. La ceremonia de gala en la que se entregarían los reconocimientos fue programada para el lunes 3 de diciembre.
En apenas siete años de carrera periodística, Relotius había cosechado una veintena de premios periodísticos y una envidiable fama. El glamour de esa noche quedaría opacado casi de inmediato por el escándalo. Jan, la vocera de los vigilantes, remitió un correo electrónico a Der Spiegel para cuestionar la integridad del reportero. “¿Cómo podría haber escrito sobre su grupo sin siquiera haberse molestado en entrevistarlos?”.
Esa queja derramó el vaso. Juan Moreno había reportado a sus superiores las conductas fraudulentas de su colega, pero muchos pensaron que la envidia era el motor de sus denuncias. Relotius —de apenas 33 años— había sido uno de los pilares del resurgimiento de la publicación berlinesa y contaba con la confianza absoluta de sus superiores. Después del mensaje de Jan, Özlem Gezer, subjefa de la sección Gesellschaft, interrogó al periodista y abiertamente le dijo que no creía más en él. El jefe de su sección y el editor en jefe también lo confrontaron, sin que se supiera el resultado de esas conversaciones.
Moreno había regresado a Estados Unidos con la asignación de otro reportaje, pero regresó a la frontera sur para visitar nuevamente a las fuentes de la historia que firmó con Relotius, dar sustento a sus quejas y protegerse de probables sanciones.
Relotius recibió su premio de periodismo pero sus engaños acabaron por aflorar a finales de la semana pasada. En nueve años, Der Spiegel publicó 55 artículos. Al menos 14, admitió el reportero, contienen elementos fraudulentos. El resto inevitablemente tendrán que ser revisados para verificar su autenticidad, pues al menos media docena de piezas fueron nominadas o ganadoras de premios de periodismo. Entre ellos, “El último testigo”, sobre un estadounidense que viaja a presenciar la ejecución a una cárcel de Texas; “Los Niños León”, sobre dos iraquíes que son secuestrados y reeducados por el Estado Islámico. Y “Número 440”, una historia sobre la cárcel de Guantánamo. Pero hasta que las dudas y las sospechas hayan sido suficientemente aclaradas, los artículos disponibles en línea que han sido escritos por Relotius se mantendrán inalterados en el archivo, pero con una notificación sobre este desarrollo.
“Ahora ha quedado claro que Claas Relotius ni es reportero ni es periodista”, sanciona el texto que divulgó la publicación alemana en su versión online, “más bien, él produce una ficción bellamente narrada. La verdad y la mentira se mezclan en sus artículos y algunos, al menos según él, incluso se informaron de forma limpia y libre de falsificación. Otros, él admite, fueron embellecidos con citas falsas y otros hechos inventados. Otros más fueron fabricados enteramente”.
EFECTOS SECUNDARIOS
AGRADECIMIENTOS. Una de las peculiaridades de la cuarta transformación es la efímera estancia de Olga Sánchez Cordero, Delfina Gómez, Alfonso Durazo Montaño, Germán Martínez y Javier May en el Senado de la República. La historia detrás de la definición de los suplentes —por lo mismo— se vuelve muy interesante. El exalcalde de Comalcalco sabía que su experiencia parlamentaria sería breve y que su amigo Octavio Romero Oropeza lo llamaría a su equipo, pero la decisión superior de que Jesús Ramírez Cuevas asumiera la vocería presidencial en vez de una subsecretaría, terminó por llevarlo a la ex-Sedesol. May tuvo como compañero de fórmula a su paisano, el empresario comalcalquense Ovidio Peralta, dedicado al autotransporte cuyo patriarca pronto podrá ver cumplido su mayor anhelo: que su heredero suba a la tribuna más alta del país.
EL REGRESO DE KATE. Cálculos milimétricos definirán los primeros pasos de Kate del Castillo en su regreso a México, tras su autoimpuesto exilio por la difusión de su encuentro con Joaquín, el Chapo, Guzmán. Por recomendación de sus abogados, su llegada a la Terminal 2 del Aeropuerto Internacional Benito Juárez transcurrió sin declaraciones banqueteras a la prensa rosa o amarillista. Nada trascendió hasta la conferencia de prensa que anoche ofreció en un salón del Piso 51 donde habló de retomar sus proyectos laborales. La intérprete está por tomar una decisión crucial para su futuro: si emprende acciones legales contra el Estado mexicano.