Como hoy y mañana Trump será un asunto obligado de las columnas periodísticas, el que escribe no quiere quedarse al margen del tema
Motivos que tal vez posteriormente explicaré hacen impostergable un viaje fuera de nuestro país, por tanto no estaré aquí el día que el inquilino de la Casa Blanca, quien por cierto está pensando en un tercer mandato —ya tiene su Juanito en la persona del vicepresidente James Davis Vance—, proclame el “Día de la Liberación”. Tampoco estaré presente cuando la presidenta Claudia Sheinbaum, expresé la respuesta integral a los aranceles
Como hoy y mañana Trump será un asunto obligado de las columnas periodísticas, el que escribe no quiere quedarse al margen del tema. Ha recurrido a un libro escrito por el periodista de The New Yorker, Mark Singer, titulado El Show de Trump –Perfil de un vendedor de humo, traducido por Conrado Tostado y Jeannine Diego Medina, publicado por Penguin Random House Grupo Editorial, colección Debate; para transcribir parcialidades que delatan la personalidad del megalómano anaranjado.
“Cuando me reuní por primera vez con Trump, se propuso familiarizarme con datos que para su desconcierto habían permanecido obstinadamente lejos de la luz pública. En varias ocasiones lanzó la frase ‘es extraoficial pero lo puedes usar’”(…) “Un día, Trump recibió en su oficina la llamada de un banquero especialista en inversiones. El intercambio fue opaco y cuando colgó le pedí que me lo explicara.
‘Hago que el mundo sea más complicado —me dijo.
¿Perdón?
Siempre conviene hacer las cosas del modo más complicado posible para que nadie entienda qué hiciste’ (…)
“No creo que la gente esté consciente de que tan grande es mi empresa —me dijo—; por alguna razón conocen a Trump, la celebridad. Pero soy el constructor más grande de Nueva York. Y el más grande en el negocio de los casinos. No está mal ser el más grande en ambos campos. (…) Los detractores más cáusticos de Trump en el medio de los bienes raíces de Nueva York lo descalifican como un ‘operador de casinos de Nueva Jersey’, es decir, ‘no es ni siquiera uno de los nuestros. El escarnio se debe porque -su estrategia para mantener el mercado de los inmuebles ‘Trump’- se debe a su habilidad para obtener dinero de Atlantic City, allí es donde, de hecho, la alquimia trumpeana -transformar el dinero de otras personas en su propia riqueza- se manifiesta de la manera más estruendosa (…)”
Un analista financiero que ha seguido el peregrinaje de Donald a lo largo de los años piensa que ‘en el fondo, quiere ser Madonna’” (…) “El Trump International Hotel & Tower- un hotel-condominio de 52 pisos en Columbus Circle, en la estructura de la antigua torre de Gulf & Western- se inauguró en enero de 2009 y ofrece un ejemplo perfecto de la superficialidad en su máximo esplendor. El rascacielos ostenta el nombre de Trump, sin embargo, sólo es dueño del penthouse, de acciones del restaurante y del estacionamiento que recibió como parte de sus honorarios por el desarrollo del proyecto”. Pero ese es un pequeño detalle, lo que al empresario le interesa es que la gente piense que todo el edificio es de él y que su apellido brille con letras grandiosas.
Cuando Singer estaba a punto de terminar su reportaje, se enteró del divorcio de Donald con Marla Maples, su segunda esposa. De la primera, Ivana, al divorciarse dijo públicamente a través de la radio: ‘Buenas tetas, cero sesos’. El reportero escribió: “En vista de las vicisitudes domésticas por las que atraviesa Trump, ¿es feliz? ¿Se siente arrepentido? Me había dicho, con anterioridad, que en tiempos difíciles no confía en nadie. Mi conclusión es que no tiene vida interior. La penúltima línea de mi trabajo —la última del mío—: “Aspiró a alcanzar y lo logró el lujo máximo: una existencia sin el perturbador rumor del alma”
Punto final
El hombre tonto se queja de su bolsillo roto. El hombre sabio lo utiliza para rascarse los huevos (Proverbio chino).