Para elegir a su candidato presidencial, el frente amplio democrático (o frente amplio opositor) debe tomar el riesgo de una cabal innovación. Solo una fórmula audaz en ese punto puede hacer creíble que el frente no es solo el disfraz de una negociación tradicional entre partidos. Se me ocurre que podría hacerse lo siguiente: 1. … Continued
Para elegir a su candidato presidencial, el frente amplio democrático (o frente amplio opositor) debe tomar el riesgo de una cabal innovación.
Solo una fórmula audaz en ese punto puede hacer creíble que el frente no es solo el disfraz de una negociación tradicional entre partidos.
Se me ocurre que podría hacerse lo siguiente:
1. Establecer una agenda de gobierno de cinco puntos cuyo desarrollo será la materia del debate entre los aspirantes a la Presidencia del frente.
2. Definir un consejo ciudadano organizador del proceso a cargo de un personaje inobjetable, que no sea miembro de ningún partido.
3. Abrir un proceso de inscripción de aspirantes, con partido o sin partido, exigiéndoles solo cumplir con los requisitos de ley, haber aparecido con intención de voto a su favor en alguna encuesta pública, presentar su 3de3, y escribir un manifiesto a la nación sobre cómo atacarán los puntos de la agenda del frente.
4. Convocar a un debate público entre los aspirantes registrados. El debate sería conducido, con preguntas libres, por tres periodistas sorteados entre una lista de diez, definida por el consejo organizador.
5. Pasado el debate, levantar tres encuestas nacionales de intención de voto para los aspirantes registrados. Las encuestas se encargarían a tres empresas reconocidas sorteadas entre una lista de diez, definidas por el consejo organizador. Las encuestas serían hechas con el mismo diseño muestral y la misma metodología, definidas ambas, digamos, por el INE. Las empresas encuestadoras aportarían sus dados crudos, sin elaboración o interpretación, tal como salen de sus respuestas de campo.
6. Dejar dentro de la competencia solo a los cinco precandidatos que obtengan mejores resultados.
7. Organizar un segundo debate entre los cinco precandidatos ganadores, bajo las mismas reglas de conducción del primero.
8. Después del segundo debate, repetir las tres encuestas nacionales, bajo las mismas condiciones de metodología y sorteo de la primera ronda.
9. Dejar dentro de la competencia a los dos aspirantes con intención de voto más alta.
10. Organizar un tercer debate entre los aspirantes finalistas y una última ronda de encuestas para definir al ganador.
Todos los aspirantes presidenciales del frente tendrían opciones de participación en la campaña, con otras candidaturas, o en el gobierno derivado del frente, después de la elección.