Es de esperar que la presidenta Sheinbaum dé por terminada la política exterior del aldeanismo que se aplicó en el primer piso de la 4T. México necesita más y mejores socios comerciales
JUAN RAMÓN DE LA FUENTE,
SECRETARIO DE RELACIONES EXTERIORES:
+ Aldeanismo: estrechez intelectual.
Diccionario de la Real Academia
¿Pues qué mala cara vieron, don Juan Ramón? Que el año pasado no haya asistido la presidenta Claudia Sheinbaum a la reunión de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC, por sus siglas en inglés) se puede entender, porque apenas tenía unos días en el cargo, pero no entiendo por qué no se presentó en la cumbre de este año, celebrada en Corea del Sur. Mira, ahí estaban los mandatarios de Canadá, Japón, Chile, Indonesia, Australia y un montón más, siendo los que captaron los reflectores Donald Trump, de EUA, y Xi Jinping, de China.
Como representante de doña Claudia acudió a la APEC el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, quien anduvo promoviendo el Plan México y ya apalabró que misiones de Australia, Indonesia, Vietnam y Japón visiten México. Seguramente Ebrard traerá buenas cuentas, ya ves que es muy eficiente en lo que se le encarga; pero no es lo mismo, doctor De la Fuente, no es lo mismo. Dado que Donald Trump nos trae a mal traer con la imposición de aranceles y luego la posposición de éstos, como que valía la pena que la presidenta liderara la apertura de nuevas oportunidades comerciales y de inversión para México.
Estas cumbres son muy relevantes porque los mandatarios se reúnen en un territorio neutral, con una agenda específica. ¿No hubo nadie que negociara una entrevista con Trump o con Xi?
Como sea, estos dos líderes sí que aprovecharon la oportunidad. En abril, China y EUA estaban a punto de la ruptura comercial, cuando la primera estableció 125% de aranceles a los productos estadounidenses como respuesta al alza de 145% de impuestos decretada por EUA en contra de los productos chinos debido al fentanilo. El caso es que fue un subir y bajar aranceles, volviendo a escalar el conflicto comercial cuando China anunció dos medidas muy duras para EUA: no comprarle soya y restringir la exportación de tierras raras.
El embargo a la soya era un golpe al corazón del electorado trumpista, pues los agricultores estadounidenses tienen en el mercado chino su principal comprador. Imagínese que los gringos se quedaran con toda la cosecha en sus bodegas; ¡impensable!
Lo de las tierras raras era todavía peor; éstas son elementos químicos que en muy pocos sitios se encuentran en cantidades suficientes para llevar a cabo su extracción y de ahí su nombre. Pues bien, las tierras raras son indispensables para fabricar productos de alta tecnología, como teléfonos inteligentes, robots, drones, vehículos eléctricos y aviones de combate. Y con la novedad de que China controla el 70% de la producción mundial de tierras raras, así como el 90% de su procesamiento.
Obviamente, los mandatarios no llegaron en frío a su entrevista del día de ayer. En meses anteriores hubo reuniones de sus representantes a más alto nivel; a veces con éxito, a veces salieron chispas, pero siguieron adelante.
Los internacionalistas estaban a la expectativa del resultado de la reunión de dos hombres tan poderosos, autocráticos y conscientes de su papel en la Historia; cada uno, a su manera, se asume como renovador de los destinos de sus respectivos países. Porque sí que tienen diferencias sustantivas; mientras Trump es mercurial y con una visión de corto plazo, Xi es disciplinado, un firme ejecutor que “se ve como el último custodio de la civilización china”, nos dice Joseph Torigian de la American University (The Washington Post, 30/10/2025). Xi sigue la estrategia de “golpear fuerte, ceder poco”.
Como resultado de la entrevista, los líderes acordaron que por un año los aranceles de uno y otro lado se redujeron, China comprará soya, no lo que acostumbraba, pero una buena cantidad, y levantará la restricción de la exportación de las tierras raras. Algo se avanzó en lo relativo a inteligencia artificial; quedaron pendientes los temas de Hong-Kong, los semiconductores y TikTok.
El caso es que ambos líderes salieron encantados de su entrevista. En su cuenta de Truth Social, Trump concluyó: “En una escala del 1 al 10, siendo 10 la mejor calificación, diría que la reunión fue un 12”. Por su parte, Xi expresó: “Ambas partes deberían centrarse en el panorama general y en los beneficios a largo plazo de la cooperación, en lugar de caer en un círculo vicioso de represalias mutuas”.
Me queda claro que México no cuenta con las fortalezas de China como para negociar en condiciones de pares económicos, pero algo podría avanzar la mandataria en una entrevista cara a cara, más allá de las llamadas telefónicas.
Es de esperar que la presidenta Sheinbaum dé por terminada la política exterior del aldeanismo que se aplicó en el primer piso de la 4T. México necesita más y mejores socios comerciales.
+ Con la colaboración
de Upa Ruiz
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