El presidente Trump enfrenta cada vez más manifestaciones contra su política autoritaria y pidiendo su renuncia
El intenso bombardeo israelí contra Gaza, este domingo, con saldo de 44 palestinos muertos y múltiples heridos, rompió la fantasía del presidente Donald Trump de “una paz duradera, luego de 3,000 años,” dejando al descubierto el engaño del “cese al fuego”, no producto de “presión o negociación,” sino del fin de la “fase de demolición” del “Proyecto de Reconstrucción, Aceleración Económica y Transformación” conocido como “GREAT Trust”.
 
             El plan secreto que Bezalel Smotrich, ministro de Finanzas de Israel, informó que llegó al escritorio del mandatario estadounidense desde abril para transformar el “demolido proxy iraní en próspero aliado de Abraham” contempla, no precisamente, la reconstrucción de Gaza y viviendas para mejorar el nivel de vida de los palestinos, como afirma el presidente, sino neutralizar el reconocimiento del estado palestino, apoyado masivamente en la Organización de las Naciones Unidas, y el despojo de su territorio, para construir la “Riviera de Medio Oriente” inspirada en el desarrollo de Dubai y propuesta por Trump con una inversión multimillonaria.
Curiosamente, una de las empresas que participará en las obras es el saudi Bin Laden Group, de Arabia Saudita, de la familia de Osama Bin Laden, autor de los atentados del 9/11, entre otras.
De acuerdo al plan del GREAT Trust, obtenido y difundido por las periodistas Karen DeYoung y Cate Brown del diario Washington Post, el territorio de Gaza arrebatado a los palestinos quedaría bajo “protección” de Estados Unidos durante 10 años, en que sería gobernado por una autoridad multi-nacional (posiblemente como mencionamos, el ex primer ministro Tony Blair, Jared Kushner, yerno del presidente Trump y otros, entre los que no se ha decidido un representante palestino) y por un Fondo Fiduciario “que tiene un ambicioso plan”, que asegura, generaría ganancias superiores a los 100 mil millones de dólares en 10 años.
Como era de esperarse, la mejor playa de Gaza, en la zona occidental, está reservada para “La Riviera Gaza de Trump,” una gran extensión que “posicionaría entre los mejores desarrollos turísticos del mundo” en la que planea crear islas artificiales similares a Dubai.
En una de las ciudades se instalaría una zona industrial con empresas de vehículos estadounidenses, plantas procesadoras de minerales raros, fabricación de baterías Tesla para vehículos eléctricos, para competir con armadoras de vehículos eléctricos chinos.
Mientras desesperadamente busca ganar el Premio Nobel de la Paz, con una “mediación” con Israel, al que públicamente reconoció haber apoyado con todo el armamento que pidió para masacrar niños palestinos y entre Rusia y Ucrania, con lo que no puede, el presidente Trump enfrenta cada vez más manifestaciones contra su política autoritaria y pidiendo su renuncia.
Más de 7 millones de personas salieron a las calles en 1,500 ciudades de todo Estados Unidos condenando cada vez más abusos, exceso de poder y uso de instituciones del gobierno para ir tras opositores políticos, como James Comey, exdirector del FBI, la fiscal procuradora del estado de Nueva York, Leticia James (que llevó el caso del que resultó convicto de 34 delitos).
También contra su ex asesor de Seguridad Nacional, John Bolton, a quien -paradójicamente- la procuradora de Trump acusa de “mal manejo de documentos clasificados”, cuando él, sin autorización, ilegalmente llevó a su casa de Mar-a-lago cientos de cajas con documentos ultra secretos, altamente clasificados, de los que alardeó ante personas no autorizadas y se negó a entregar en su totalidad a los Archivos Nacionales.
Preocupados por el creciente rechazo al presidente y su partido, patente en cada vez grandes manifestaciones, legisladores trumpistas repitieron “mantras” ante reporteros, acusando a los organizadores de las marchas de ser “promotores de odio anti-Améric” o “grupos de extrema izquierda”.
El speaker Mike Johnson, impuesto por Trump, dijo que “los manifestantes simpatizan con Hamás, Antifa y Marxistas,” igual que la vocera de la Casa Blanca, quien agregó que son “indocumentados, criminales violentos y terroristas de Hamás”.
Y es que, tanto las redadas de indocumentados como el despido masivo de burócratas y las tarifas, que Trump no acepta, son un impuesto más para los consumidores, empobrecen a cada vez más estadounidenses por altos precios en alimentos y combustibles, retiro de beneficios para personas de bajos ingresos, aumento en la prima de seguros médicos, genera creciente indignación y frustración.
A pesar de numerosos desmentidos de la Casa Blanca, Trump continúa lucrando con su cargo, obteniendo -a través de sus hijos- concesiones especiales para 24 proyectos de hoteles y campos de Golf, en Arabia Saudita, Jordania, Qatar, India y otros países, sin objeción alguna de su gabinete de funcionarios “leales” y obedientes, sin experiencia, incapaces de advertirle o contradecirle aspectos éticos o legales por su “lealtad”.
Volviendo a Medio Oriente, en el proyecto a 10 años, en una Gaza bañada con la sangre de más de 50 mil niños palestinos, al centro de la costa se levantarían edificios de 20 pisos en 8 “ciudades dinámicas y modernas” diseñadas por Inteligencia Artificial, con áreas y servicios comunes que incluirían: residencias, comercios, industrias ligeras, clínicas, hospitales, escuelas y atractivos, como áreas verdes, campos agrícolas, parques y campos de Golf para cuya construcción consideran la contratación de un millón de trabajadores.
Bajo el proyecto, más de dos millones de palestinos residentes de Gaza “serían reubicados” de manera temporal o definitiva; voluntariamente al extranjero, recibiendo 5 mil dólares en efectivo y apoyo de renta durante 4 años, en zonas de seguridad restringida, o en el país que escojan para vivir y los reciba.
 
             A propietarios de terrenos se les ofrecerá una cantidad en moneda digital “a cambio de los derechos para desarrollar y construir en su propiedad”, recursos que eventualmente podrían aplicar para comprar algún departamento en una de las “ciudades inteligentes” diez años después.
Para la seguridad, el primer año se planea invertir 12 mil 900 millones de dólares en la compra de armamento, rifles y pistolas, chalecos anti balas y uniformes, para policías locales, militares israelís, mercenarios por contrato y una fuerza de paz multinacional, a la que se brindaría alojamiento y alimentos. Además, se construirían líneas ferroviarias rápidas, aeropuertos y otro tipo de transporte de lo que los desplazados residentes de Gaza podrían disfrutar si es que cuentan con los recursos suficientes.
Los ataques israelíes a unos días de la fastuosa “celebración” del “Cese al Fuego” en que el presidente Trump habló de una “paz duradera”, la condición de los países árabes de que se reconozca una autoridad palestina para apoyar al proyecto y planes de expansión de Netanyahu ahora en Cisjordania, hacen dudar de la viabilidad del proyecto, pensado más como un negocio, ignorando el elevado costo de vidas humanas y crisis humanitaria creada por el odio de Netanyahu hacia los palestinos.






