Ciertamente se puede alegar que las adicciones son responsabilidad de EUA, pero la producción está en nuestro territorio y no detenerla hace corresponsable a nuestros gobierno
ALEJANDRO GERTZ MANERO,
FISCAL GENERAL DE LA REPÚBLICA:
Follow de money.
Refrán popular
Entre las muchas entrevistas concedidas por el secretario de Comercio de EUA, Howard Lutnick, sobre el tema de los aranceles, afirmó que en su país no se ha visto una “reducción estadísticamente relevante de muertes” por fentanilo, principal reclamo de Donald Trump.
El problema de acceso a drogas y adicciones en el vecino país es verdaderamente grave. De acuerdo con el reporte 2024 de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), 828 mil estadounidenses de 12 años o más habían consumido fentanilo durante el último año y 48.5 millones de personas del mismo rango de edad tenían un trastorno no reconocido de consumo de sustancias.
Si desea saber un poco más de dicho reporte, un interesante resumen se publicó ayer en Reforma y El Universal, por lo que no lo voy a repetir aquí lo ya difundido. Baste decir que el combate a la producción y trasiego de fentanilo presenta obstáculos nunca vistos en la lucha contra las drogas.
Como usted sabe, el fentanilo no requiere grandes espacios de cultivo; no se requieren cantidades notorias de precursores para producir las pastillas, reclama poca mano de obra y apenas ciertos conocimientos para elaborar la droga. Si antes para producir heroína los narcos necesitaban un montón de hectáreas en un determinado clima, el fentanilo se puede producir en unos cuantos metros cuadrados de cualquier pueblo. El trasiego miles pastillas de fentanilo se puede hacer en una maleta; no se precisan grandes cargamentos. Ahora bien, eso no quiere decir que la producción de fentanilo y otras drogas sintéticas sea sencilla; la JIFE puntualiza que las redes delictivas cuentan con compleja trama empresarial.
Pero eso usted ya lo sabe, así que prefiero distraer su atención sobre otro reporte de la JIFE relativo a los “Flujos financieros ilícitos relacionados con el tráfico de drogas”. Es tan grande el volumen de recursos que manejan las distintas bandas de crimen organizado, tanto en México como en el resto del mundo, que reducirlo forma parte de las metas del Desarrollo Sostenible al 2030.
Imposible saber cuál es la riqueza de los cárteles de cualquier país, pues todas son extrapolaciones a partir de decomisos; lo único seguro es que hablamos de miles de millones de dólares. Por ejemplo, según la Corte Federal de Nueva York, Joaquín “El Chapo” Guzmán había acumulado una fortuna de 12 mil millones de dólares. Con otro agravante, doctor Gertz, el mundo de las criptomonedas les facilita la tarea. En teoría y desde 2018, en México existe una ley que obliga a las plataformas de negociación de criptomonedas a informar cualquier operación superior a los dos mil 830 dólares. Hoy en día, no se ha sabido que la medida haya rendido algún fruto, pero igual y usted está mejor informado al respecto.
México no es el único país con fallas en la detección de dineros ilícitos; se estima que los distintos países interceptan y recuperan apenas el 1% de estos flujos financieros ilegales. Como sea, es una tarea pendiente que, sin violencia física, se puede llevar a cabo. Lo menciono porque los cárteles mexicanos destacan en el estudio realizado por la JIFE, tanto por su astucia como por la cantidad de dinero manejado. Los cárteles recurren a empresas ficticias para blanquear millones de dólares mediante una intrincada trama que se basa en operaciones financieras nacionales e internacionales. Las empresas lo mismo son de bienes raíces, que de joyería o consultoría.
Curiosamente, no encuentro información relevante de alguna investigación realizada por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores y/o la Unidad de Inteligencia Financiera para combatir el lavado de dinero o los flujos ilícitos. Tampoco de que hayan trabajado con el Grupo de Acción Financiera Internacional o la Interpol. Pero todo indica que su labor sería de la máxima prioridad si quieren apretar la pinza a los cárteles mexicanos más allá de los decomisos. Espero que ahora sea diferente con el impulso que la actual administración está dando a las labores de inteligencia; de hacerlo, seguramente van a encontrar que el ir y venir de dineros va muy de la mano de la corrupción de funcionarios públicos y privados.
Porque déjeme que le cuente, don Alejandro, que el fentanilo es solo el opiáceo de moda y pronto será desplazado por otros más potentes; el carfentanilo, por ejemplo, es 100 veces más fuerte que el fentanilo. Imagínese, si una dosis dos gramos de esta última droga es letal, con el carfentanilo solo se requerirá una centésima parte (0.02 gramos) para que alguien muera por sobredosis. Y vamos a volver la misma película de hoy tenemos con EUA.
Ciertamente se puede alegar que las adicciones son responsabilidad de EUA, pero la producción está en nuestro territorio y no detenerla hace corresponsable a nuestros gobiernos. Además, los cárteles ya tienen hasta la mad&% a buena parte de los mexicanos con su violencia y extorsiones.
Ciérreles la llave del dinero, aunque sea un poquito, don Alejandro.
P.D. Esta columna se toma unas muy deseadas vacaciones. Nos leemos la próxima semana.
Con la colaboración de Upa Ruiz
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