Ante la rijosa, facciosa y activa oposición a las elecciones por parte de la retardataria Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero, es comprensible que Rogelio Ortega vea un foco rojo en la entidad que gobierna y lamente que las autoridades responsables del proceso le hagan al avestruz. Deplorable, sin embargo, que estando … Continued
Ante la rijosa, facciosa y activa oposición a las elecciones por parte de la retardataria Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero, es comprensible que Rogelio Ortega vea un foco rojo en la entidad que gobierna y lamente que las autoridades responsables del proceso le hagan al avestruz.
Deplorable, sin embargo, que estando muy a tiempo no haga lo necesario para impedir que prospere el sabotaje y, resignado, asuma desde ahora la estupidez de que 60 por ciento de las casillas se instale en escuelas bajo el dominio de los profes que se oponen al ejercicio del derecho constitucional de la ciudadanía para elegir a sus gobernantes.
Mucho más grave resulta su pasividad cuando deja ver que ni siquiera platica con la presidenta del eufemístico Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Guerrero, Marisela Reyes, quien está viendo cómo diablos evitar que se instalen casillas en planteles escolares, precisamente por la obviedad de que ponerlas allí sería garantizar que en Guerrero no haya elecciones.