El temor más grande, en México y en el mundo, es que la clase gobernante no esté a la altura del reto que enfrentan
Todo pasa por sus adversarios, por un supuesto intento desestabilizador de los conservadores para hacer que fracase la 4T. Es lamentable que quieran que nos infectemos, ha llegado a decir el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien no piensa cancelar sus conferencias mañaneras, en caso de que los niveles de contagio se eleven, para no dar gusto a los que alguna vez quisieron meterlo a la cárcel con el desafuero.
Ese discurso de confrontación recién le salió muy caro en términos de popularidad al presidente López Obrador con el tema del movimiento feminista. Pero preservar esta línea discursiva en plena pandemia como la actual y quererlo llevar todo a una campaña conservadora para afectar el movimiento presidencial en las elecciones del 2021 puede tener otras consecuencias que superan el simple impacto de aceptación en una encuesta política.
Las consecuencias en materia de salud de la expansión de esta enfermedad en el mundo son graves. Y cuando esta tan complicada situación médica se combina con el pánico, tenemos derrumbes en los mercados financieros que, ya a estas alturas, habrán de pasar inevitablemente factura a la economía global.
Las pérdidas económicas por los repentinos cambios en los hábitos del mundo pueden enfilar al mundo a una recesión.
La cancelación de vuelos, de eventos deportivos, de concentraciones masivas, el hecho de que se ha trastocado el comercio y el consumo. El miedo a salir, el pánico al comprar, en fin. Un giro radical en las actividades cotidianas y con una pobre respuesta de las autoridades.
El temor más grande, en México y en el mundo, es que la clase gobernante no esté a la altura del reto que enfrentan.
Ahí están los italianos subestimando en primera instancia la enfermedad y ante ello se convirtieron en la puerta de entrada del coronavirus a occidente. Irán y su maquillaje de enfermos y cifras.
Más cercano y con más impacto, Donald Trump aplicando restricciones de vuelo de manera unilateral con Europa, como si se tratara de su añejo deseo de vendetta comercial con la Unión Europea y no una medida sanitaria.
México va a necesitar mucho más que paranoias. El presupuesto de egresos se tiene que ajustar a la baja y se tienen que reencausar los rubros del gasto para atender la eventual emergencia sanitaria y la inevitable baja en la actividad económica.
No serán populares, pero ante una eventual fase de contagios domésticos se tiene que restringir la movilidad ciudadana y sus actividades cotidianas. Aunque eso no gane votos. No sirve creer que la pandemia es una estrategia neoporfirista para desprestigio de la 4T. Es el momento de mostrar que hay gobierno y un estadista al frente del país.
El no pasa nada de hace pocos días tiene que dar paso a una estrategia integral de respuesta a una crisis presente. Una primera vacuna que puede servir en este contexto es evitar llevarlo todo al terreno de la confrontación con los adversarios, conservadores. Porque aquí todos se enferman por igual.