Pese a que solía pontificar: “Lo peor que puede sucederle a un político es hacer el ridículo”, Andrés Manuel López Obrador necea con pedir a las instituciones (que desde 2006 mandó “al diablo”) investigar como probables delincuentes a los desafortunados candidatos que seleccionó en una tómbola de feria: Le ordenó ayer al dirigente de Morena, … Continued
Pese a que solía pontificar: “Lo peor que puede sucederle a un político es hacer el ridículo”, Andrés Manuel López Obrador necea con pedir a las instituciones (que desde 2006 mandó “al diablo”) investigar como probables delincuentes a los desafortunados candidatos que seleccionó en una tómbola de feria:
Le ordenó ayer al dirigente de Morena, Martí Batres, multiplicar por 18 la escalofriante exigencia hecha a la PGR de que también las procuradurías estatales y del DF “investiguen” a quienes, salvo denuncia en contrario, desde el punto de vista legal, penal, constitucional, pues, son inocentes.
AMLO debiera saberlo, sobre todo porque vive aún la pesadilla de volverse Presidente.
Lo que pretende (los “abogados” de su corte guardan convenenciero silencio) es una razzia ministerial para que, del tumulto espiable, el MP le haga la sucia tarea de “descubrir” a probables delincuentes (incluidos, según él, quienes “tengan relación” con Salinas o Beltrones).
De hacerle caso, la PGR y las demás procuradurías les pudrirían la vida a ¡tres mil 338! pendejillos de indias.