Por más que la resolución del Tribunal Electoral se haya basado en el batido de literalidades e interpretaciones de la ley, la revocación de la candidatura de Marcelo Ebrard a una triste diputación federal (por un partido de la chiquillada: MC) refleja una deplorable falta de sentido común. El proceso de selección perredista concluyó el … Continued
Por más que la resolución del Tribunal Electoral se haya basado en el batido de literalidades e interpretaciones de la ley, la revocación de la candidatura de Marcelo Ebrard a una triste diputación federal (por un partido de la chiquillada: MC) refleja una deplorable falta de sentido común.
El proceso de selección perredista concluyó el 22 de febrero y la designación por MC fue cinco días después (no el mismo 22, como afirmé aquí ayer).
Lo simultáneo que vieron cuatro de los cinco magistrados se dio, efectivamente, pero no en el proceso de selección en ambos partidos, sino en que la renuncia al PRD y la postulación por MC sucedieron el mismo día.
Para negarle su derecho a contender se impuso el criterio de que se trató de la misma etapa electoral.
Ajá (y en la misma ciudad y con la misma gente…).
Como ilustró el magistrado presidente Constancio Carrasco Daza (único que no vio problema sustantivo), lo que la ley pretende es “evitar la simultaneidad de actos para obtener la postulación dentro de los partidos políticos, lo que en el caso no sucedió…”.
“El asalto…” regresa el 11.