Aunque haya unas cuantas buenas noticias, el 54% de los mexicanos considera que el crimen y la violencia son la mayor amenaza para su vida cotidiana; la tercera tasa más alta del mundo. Mala cosa
LIC. JESÚS RAMÍREZ CUEVAS,
COORDINADOR DE ASESORES,
PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA:
Violencia: salvajismo,
brutalidad, crueldad, saña.
Diccionario de la Real Academia
Imagino que, por tu cargo, tienes un vista panorámica del actual gobierno; desde tu posición has de analizar los avances y retrocesos que el Poder Ejecutivo muestra en sus distintas responsabilidades. Por ello, me permito llamar tu atención sobre la reciente edición del Índice de Paz México 2025 (IPM), elaborado por el Instituto para la Economía y la Paz.
Primero que nada, cabe aclarar que el IPM se elabora desde hace 10 años y se compone de cinco indicadores y 12 subindicadores; respecto de los primeros toma en cuenta los homicidios, los delitos con violencia, los crímenes de la delincuencia organizada, los delitos cometidos con armas de fuego, el miedo a la violencia y los datos poblacionales. Revisados tales indicadores, México ha tenido una ligera mejora en lo que a paz se refiere (0.7%) con respecto al año pasado. Así pues, aun cuando “México ha registrado avances consistentes en su nivel de paz desde 2020, estos no han sido lo suficientemente significativos como para que el país recupere los niveles de paz previos a 2017.”
Al leer el IPM volví a celebrar que la doctora Sheinbaum haya puesto en marcha la Estrategia Nacional de Seguridad y la Estrategia contra la Extorsión, porque el número de muertes relacionadas con el crimen organizado se ha sextuplicado en los últimos tres sexenios, para llegar a 18 mil el año pasado. Las informaciones oficiales generalmente comparan la última cifra con la del año anterior para demostrar que van bajando; así que en esta ocasión permítame ampliar el comparativo.
Los homicidios, tanto los relacionados con la delincuencia organizada como los “comunes” (por distinguirlos de los primeros), pasaron de 15 por cada 100 mil habitantes en 2015 a 23 en 2024. Hasta donde entiendo los parámetros internacionales, estamos a nada de equipararnos con países en guerra. ¿Y sabes qué es lo peor? Que el 93% de los crímenes no se resuelven; en este espacio me he cansado de señalar que los ministerios públicos y las policías de investigación dependientes de las fiscalías son increíblemente insuficientes e ineficaces.
El IPM ha ligado la violencia política con el crimen organizado, dada la sabida intención de éste por controlar el poder municipal. El año pasado ocurrieron 201 asesinatos de candidatos y funcionarios; la cifra de suyo es preocupante y lo es más porque estos crímenes se han intensificado en las últimas tres elecciones.
Luego está el tema de los desaparecidos. Ayer leía que Las Agujas, Zapopan, Jal., los colectivos de buscadores han encontrado 223 bolsas con restos humanos en dos fosas clandestinas; de hecho, de las fosas localizadas en el país, un tercio se encuentran justamente en Jalisco. Lamentablemente hemos de asumir que las personas desaparecidas han sido asesinadas y eso cambiaría los indicadores de homicidios, Jesús. Mira, “desde 2010, se han registrado aproximadamente 292,000 casos de personas desaparecidas en México, y más de la mitad de estos casos ocurrieron en los últimos seis años”. Lo anterior explicaría por qué se enojó tanto tu exjefe cuando la Comisión Nacional de Búsqueda le presentó sus datos.
Los homicidios “comunes” han mostrado pocos cambios en los últimos años y eso habla muy mal de nuestra sociedad. Algo está tremendamente mal en nuestro tejido social y eso escapa a las estrategias de Omar García Harfuch; ayer, por ejemplo, se publicó en medios que, en la CDMX, una menor de 16 años fue agredida a balazos por su presunta pareja sentimental, motivado por los celos. En Monterrey, un individuo trató de ahorcar y luego arrojar de un séptimo piso a su esposa e hijo porque ella no quiso dejar el domicilio conyugal para dejar el espacio a la amante. Espero que la Secretaría del Bienestar esté haciendo algo más que repartir tarjetas.
Relacionado con lo anterior está la violencia familiar y la sexual, las cuales tuvieron una mejora en la última medición siendo de 2.0% y 6.1%, respectivamente. Son buenas noticias porque venían en una constante alza los 10 años anteriores.
El espacio no me permite abordar otros subindicadores, así que pasemos al impacto económico de la violencia. Es ni nada más ni nada menos que de “4.5 billones de pesos, (USD 245 mil millones) en 2024, lo que equivale al 18% del PIB nacional” y a un incremento de 3.4% con respecto al año anterior. ¿Te imaginas, Jesús, lo que se movería nuestra economía si no hubiera tanta violencia?
En contraste vemos que el gasto en seguridad pública disminuyó constantemente en los últimos 10 años, al punto de ser menos de la mitad de lo que gastan los países de la OCDE, siendo que tenemos más violencia que ellos.
Aunque haya unas cuantas buenas noticias, el 54% de los mexicanos considera que el crimen y la violencia son la mayor amenaza para su vida cotidiana; la tercera tasa más alta del mundo. Mala cosa.
Con la colaboración de Upa Ruiz
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