En la diplomacia de callejón que Trump le impone al mundo, México es un caso menos escandaloso que Ucrania, pero no muy distinto
En la diplomacia de callejón que Trump le impone al mundo, México es un caso menos escandaloso que Ucrania, pero no muy distinto.
Nuestra posición es menos dramática, pues no está en juego nuestra existencia como nación, pero es igual el ejercicio de definir en público quién manda en el callejón, quién tiene cartas y quién no, para jugar al pócar de cartas cantadas que practica Trump.
Los riesgos de jugar este pócar apenas pueden exagerarse. Es imposible ganarlo, porque hay un perdedor anticipado del juego, como hemos visto ayer y amanecemos hoy, frente a la decisión trumpiana de imponerle aranceles a México.
Nuestro pócar de callejón que empezó hace dos meses y se confirma ahora. El dueño del juego amenazó con imponer aranceles arbitrarios, consiguió parte de lo que quiere, y luego hizo, ayer, lo que le dio la gana.
Es el juego que Trump impuso al gobierno de México y el que México jugó estas semanas: apurar su cajón de resultados en todo lo que les han pedido —contener migrantes, fungir como tercer país seguro, acabar con el tráfico de fentanilo, limitar el comercio con China…
Funcionarios mexicanos llevaron a reuniones del más alto nivel en Washington sus números y sus logros, al tiempo que, en un acto cumbre de colaboración, saltando sobre sus propias leyes, México entregó a 29 grandes capos que estaban presos en sus cárceles.
Nada ha sido suficiente para que el presidente Trump suspenda su amenaza de imponer aranceles, y amanecemos este martes 4 de febrero con su veredicto caprichoso de imponerlos.
No recuerdo un momento público de similar arbitrariedad en el trato entre ambos países. La decisión arancelaria de Trump puede destruir el precario equilibrio de la economía mexicana y de las finanzas públicas.
México puede hacer de la necesidad virtud y ponerse a arreglar su casa, particularmente en el combate al crimen organizado, que asola el país. Pero esto podría significar un conflicto político de altos costos para la presidenta Sheinbaum con sus gobernadores oficialistas y con su antecesor.
La decisión de Trump sacude por igual la economía y la política de México.