La clase política gusta de las modas. Lo mismo restaurantes que camionetas o palabras y frases. Y una de las que hoy traen como novedad muchos políticos de todos los colores es aquello de la resiliencia. Dice la Real Academia Española de la Lengua que es la capacidad de adaptación de un ser vivo frente … Continued
La clase política gusta de las modas. Lo mismo restaurantes que camionetas o palabras y frases. Y una de las que hoy traen como novedad muchos políticos de todos los colores es aquello de la resiliencia.
Dice la Real Academia Española de la Lengua que es la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos.
La palabra de ampliado uso en la psicología ahora es parte del diccionario de comunicación política nacional y lo que vimos en México, en los mercados, en la economía es un claro ejemplo de la resiliencia.
Hay que valorar la madurez de las instituciones y la validez que le dan los mercados a esa condición. Porque las horas previas a la cascada de cambios y destapes fueron muy intensas.
Desde no pocos medios se hablaba del descabezamiento de las principales plazas financieras del país. Para fortuna de todos, los que toman decisiones económicas y financieras son mucho más sensatos y maduros que esos locutores.
Porque además los despistados anticipaban un abanico de cambios que simplemente no llegaron y eso que los daban por seguros y confirmados por sus fuentes que nunca se equivocan.
La apertura de los mercados se dio virtualmente sin secretario de Hacienda, sin director de Petróleos Mexicanos y sin gobernador del Banco de México. Y todo esto con un gran revuelo político y mediático en torno al destape priista a la presidencia.
En otros tiempos era razón suficiente para tumbar la economía completa, como en aquellas épocas en que una carta de renuncia visceral del secretario de gobernación le costó un fuerte golpe a las finanzas del país.
Ahora no, los mercados han aguantado estoicos el inicio del proceso presidencial y este lunes fue un buen ejemplo de ese nivel de resiliencia. La madurez de los mercados durante las primeras horas de operación del lunes es digna de un mercado maduro.
Como sea ya bastante tienen con los exabruptos del presidente de Estados Unidos como para tener que aguantar los vaivenes de los destapes presidenciales.
El tipo de cambio amaneció el lunes en la misma racha de recuperación que había marcado durante las dos semanas previas. No ponían los operadores de este mercado mucha atención al proceso de destape en curso.
Y si para la hora del cierre el peso perdió unos centavos frente al dólar fue más por la baja en los precios del petróleo que por algún inconveniente con la nueva alineación político-financiera que decidió el presidente Peña Nieto.
Los mercados tampoco entrarán en euforia por lo bien que se ve que alguien del perfil de José Antonio Meade sea candidato a la presidencia. En todo caso podrían sacar la cartera para invertir en los mercados si llega a ser presidente, no antes.
Por lo pronto, el episodio del lunes por la mañana de los mercados dejó ver la madurez de las instituciones y su resilencia ante el juego de la política electoral.