¿Esos 300 representantes harán su labor de la misma forma que los pintabardas de la Sheinbaum, de manera gratuita por pura simpatía hacía ambos personajes?
El secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, dio una muestra de su retorcido colmillo político al proponer que antes de la encuesta, que el presidente López Obrador viene diciendo que será el fiel de la balanza, es decir la que dictará quién de los aspirantes será el candidato o la candidata de Morena a la grande, haya cuando menos un debate, aunque pudieran ser más, entre los aspirantes a la candidatura para la presidencia de la República en 2024, con el fin de que los posibles encuestados sepan lo que los postulantes proponen y conozcan sus propósitos y contrasten sus ideas.
Sin duda, Ebrard, el de mayor experiencia política de los tres —la hermana y los dos hermanos del presidente— con su propuesta trata de ponerle un alto a la cargada que se está gestando al interior de Morena a favor de Claudia Sheinbaum. Asimismo, le pone una disyuntiva a Andrés Manuel para que defina de qué lado masca la iguana. Por lo pronto, el presidente a priori dio luz verde a la idea de su secretario de Relaciones Exteriores.
Conociendo la respuesta del inquilino de Palacio, la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, expresó su conformidad con la propuesta de Marcelo. En cuanto al secretario de Gobernación, Adán Augusto López, ni tiempo tuvo de ponderar su postura; en una de las mañaneras en las que estaba presente, a pregunta de un reportero, el presidente, contestó por él. Si va, dijo. Y ahora si que le alegue al ampáyer.
A favor de su sugerencia Ebrard Casaubon expresó que los debates suceden en todos los partidos políticos sin que esto produzcan divisiones. Puso por ejemplo los 11 debates de Biden para lograr la candidatura del Partido Demócrata.
En la proposición de Marcelo está contemplado que los posibles figurantes para el 2024 renuncien a sus puestos dentro del gobierno para que así haya un verdadero piso parejo. Sin duda el Canciller sabe que en ese sentido la que tiene más exposición a los medios y mayores recursos es Claudia Sheinbaum. Pienso que aún es prematuro para una medida de esa dimensión, pero sin duda que es una prueba más de la destreza política del secretario de Relaciones Exteriores.
El funcionario participó en el World Trade Center en un foro que llevó el punzante nombre de “Qué sigue para México: Continuidad o Cambio”, al que asistieron miles de personas —partidarios— que lo recibieron y despidieron con la acostumbrada arenga de “presidente, presidente”. Ebrard hizo hincapié en que la sucesión presidencial no es un tema de cercanía con el actual mandatario, “es de qué propones y qué eres capaz de hacer” —dijo a reporteros. Por eso, aseguró, él está trabajando en su propuesta.
Por lo que se ve Marcelo no está confiado en el supuesto pacto que hicieron él y López Obrador cuando el hoy Canciller renunció a la candidatura de la izquierda para dejarle el campo libre a AMLO con la condición de que en la próxima el tabasqueño apoyaría la candidatura de Ebrard Casaubon. Pero éste sabe que los pactos en política se hacen para romperse y ha observado cierta inclinación del presidente por la Jefa de Gobierno.
En la mencionada reunión, Marcelo manifestó su deseo de tomar parte en el proceso de designación a partir “del respeto a la ley, en el no uso de recursos públicos para promocionarse y en no obligar a nadie a que participe, que la gente decida lo que quiere”. También hizo un llamado a sus partidarios a defender y difundir sus propuestas en las calles, en las redes sociales y en cualquier ámbito.
Aprovechó para tomar protesta a sus 300 representantes que promoverán su imagen en los 300 distritos electorales del país. Aquí surge una pregunta: ¿Esos 300 representantes harán su labor de la misma forma que los pintabardas de la Sheinbaum, de manera gratuita por pura simpatía hacía ambos personajes?