Por falta de espacio no comentaré lo del retuiteo del meme xenófobo. Sólo escribiré: ¡Ah qué Vicente Fox, que boca tan desocupada!
Recordaré a las lectoras y a los lectores que en mi última columna (Caldo gordo, del 6 del mes actual), escribí que con la actitud del primer mandatario de negarle a Xóchitl Gálvez el derecho de réplica, contraviniendo la orden de un juez, y al asegurar que ella era la aspirante a la presidencia elegida por el “gerente del bloque conservador” Claudio X. González, le dio visibilidad pública y provocó el crecimiento de la figura de la senadora hidalguense, que en cuestión de dos semanas desplazó del panorama de la popularidad —si alguna vez la tuvieron— a los demás aspirantes del Frente Amplio Opositor. Beatriz Paredes, Enrique de la Madrid y Santiago Creel no llegarán ni al repechaje. El diputado panista para inscribirse en la contienda opositora recurrió a tomar un curso de actuación fast track para aprender a indignarse y llorar. Santiago —le aconsejó un amigo— aprende a fingir que te emocionas porque eres más frío que el pasillo de cárnicos del supermercado.
En muchas ocasiones, Andrés Manuel ha dicho que su pecho no es bodega, alguien dijo que de la misma forma su cerebro es caja fuerte. De ahí que ignoremos cuáles fueron sus intenciones para, en un principio, negarse a la réplica solicitada por la senadora Gálvez y, posteriormente, denostarla, acciones que sumadas a las réplicas ingeniosas de Xóchitl y a su carisma, repercutieron, quiero pensar que contrariamente al objetivo presidencial y positivamente a favor de la hidalguense.
Al sentir que el primer tiro le salió por la culata, el tabasqueño recurrió a su ejército de panegiristas y panfletarios —en la 4T también hay chayoteros— y, por supuesto, a su gran capacidad de comunicación para tratar de deteriorar la imagen de Xóchitl y así impedirle un buen posicionamiento ante un electorado que apenas la conoce. La consigna fue la de cambiarle la narrativa positiva a la hidalguense, antes de que su imagen penetre en la mente del mercado electoral. De ahí la insistencia del oficialismo de llamarla la candidata de los conservadores, la candidata millonaria (mostrando sus contratos e ingresos), y otras cosas por el estilo, según lo que escribió en El Economista, el amigo Roy Campos, el 17 de julio.
Días antes, el presidente López Obrador, había recibido la orden del INE de evitar pronunciamientos sobre Xóchitl Gálvez en relación con las elecciones del 2024. El mandatario aseguró que acataría la orden bajo protesta y, enseguida, inventó una nueva sección en la mañanera: “No lo digo yo”.
Exhibió una entrevista con Vicente Fox donde éste haciéndose pasar por indigente, afirmó que ha batallado para sobrevivir económicamente —a pesar del Centro Fox y lo que recibe del gobierno panista de Guanajuato por Vamos México—, amargamente se quejó por la pérdida de personal a su cargo y la pérdida del seguro de gastos médicos mayores, por el que paga 100,000 pesos mensuales. Concluyó así: “Ojalá y Xóchitl nos cubra eso; los huevones no caben en el gobierno y tampoco en el país. Ya se acabó que estén recibiendo programas sociales. ¡A trabajar cabrones! Como dice Xóchitl”.
La aspirante por el Frente Opositor declaró que de ganar la Presidencia no devolvería los seguros de gastos médicos ni las pensiones a los expresidentes y que los programas sociales de ninguna manera desaparecerán.
Recordarán ustedes, que apenas hace unos meses, Fox se vanagloriaba en un anuncio de haber sido él quien instituyera las pensiones para adultos mayores, ahora salió su verdadera, oportunista e hipócrita personalidad. Además, se queja de lo mucho que paga por su seguro de gastos médicos. Que deje de pagarlos al fin que sus entenados, los hermanos Bribiesca Sahagún, son dueños del lujoso y moderno hospital MAC de León, Guanajuato, no creo que en caso de requerir servicios médicos le cobren.
Por falta de espacio no comentaré lo del retuiteo del meme xenófobo. Sólo escribiré: ¡Ah qué Vicente Fox, que boca tan desocupada!
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