Nuevas tensiones en el parto de un nuevo orden internacional, que genera tensión, confrontación e incertidumbre en el mundo y en Estados Unidos, cuando comience a asimilarse el resultado de la reelección de Donald Trump, que prometió todo, en aras de hacer posibles sus ambiciones
El desinterés en cumplir las promesas de campaña y enfocarse en reducir precios de gasolina, huevos y alimentos, el primer día en la Oficina Oval y un mayor control de la economía, para conjurar el resurgimiento de la inflación -esperanza que le sumó votos que aseguraron su triunfo electoral-, el presidente Donald Trump, embriagado de poder, dedica todo su esfuerzo a la demolición de la actual estructura, del poder estadounidense, prioridad de su Proyecto 2025,
Luego de minimizar el impacto negativo de su injustificada guerra comercial de tarifas en el Mercado de Valores, o tratar de atribuir problemas a su antecesor Joe Biden, ante la advertencia de recesión, del Banco de la Reserva Federal de Atlanta, por el declive del crecimiento un 2.8% el primer cuarto de 2025, Trump no descartó esa posibilidad.
“Odio tener que hacer esas predicciones,” dijo en entrevista para la cadena Fox News, reconociendo que “habrá un período de transición” porque “ lo que está haciendo es muy grande” y retuiteando un mensaje de su colaborador Charlie Kirk, diciendo: “Cállense sobre el precio del Huevo, Trump está ahorrando millones a los consumidores.”
¡Y vaya que es grande lo que hace!
Firmando casi 200 Órdenes Ejecutivas para evitar interferencia del Congreso, Trump genera terror, incertidumbre, caos, amenazando “anexar” Canadá, como un estado más, o al Canal de Panamá;” la compra o invasión de Groenlandia, el cambio de nombre del Golfo de México; el atrincheramiento de tropas en la frontera sur, redadas de indocumentados; tarifas comerciales que fija, levanta y pospone, en una guerra comercial global, que “justifica” con la fantasía de reconstruir la planta industrial, extinta por la globalización durante la década de los 90as., Trump trabaja activamente en su Proyecto 2025, ahora denominado “Agenda47.”
Todo esto desvía la atención, de lo que todo parece indicar es su principal objetivo: desmantelar el viejo orden, purgar la élite en el poder, reestructurar las políticas interna y externa de la democracia estadounidense y realizar cambios, imposibles de revertir, aún si sus opositores vuelven al poder en futuras elecciones, lo que también tratarán de impedir, que los americanos que votaron por él, desconocen.
En un viraje radical de la histórica postura de Estados Unidos, Trump, desde su elección, cortó la asistencia militar a Ucrania, dejándola a merced de Rusia, mientras a través de múltiples acciones y declaraciones, cambió radicalmente la tradicional política externa, para apoyar abiertamente a Rusia.
Especialmente después del 12 de Febrero, tras la conversación de 90 minutos, en que el presidente Vladimir Putin, habría impuesto los términos de la postura común, ante el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky y se comenzó a hablar de preparativos, para un encuentro de los mandatarios de Rusia y Estados Unidos en Moscú y Washington, en las que uno de los temas a tratar, será el desarme nuclear, calificado por Trump como “la más grande amenaza para la humanidad, en lugar del cambio climático.”
El mismo día, Pete Hegseth, secretario de Defensa, rechazó la incorporación de Ucrania a la OTAN y calificó de “poco realista” la idea de que al término del conflicto, Ucrania recuperara las fronteras que tenía antes de 2014.
Ahora, administración Trump remueve todas las protecciones de Seguridad Nacional, Infraestructura Critica y sistema electoral de Estados Unidos, contra ataques cibernéticos de Rusia, argumentando que “ya no es una amenaza para Estados Unidos”.
Los vertiginosos cambios, bajo el Proyecto 2025, basado en la experiencia de Hungría, serán celebrados en la visita de Trump a Moscú, primera de un presidente de Estados Unidos a Rusia, desde 2009, mientras la Casa Blanca prepara otra visita recíproca del presidente Vladimir Putin a Washington.
Trump y sus obedientes republicanos, están decididos a construir un nuevo imperio Americano no Liberal, aliado a Rusia, antagónico de la OTAN, para crear un nuevo Orden Internacional y terminar el globalismo.
“Para Trump, como para todos los revolucionarios, la prioridad es romper el sistema existente y consolidar transformaciones radicales. Muchos de los principios que guiaron la política estadounidense durante años y hasta siglos, están siendo desechados deliberadamente, de acuerdo a un extenso análisis de Vasily Kashin, director del Centro de Estudios Europeos e Internacionales de Moscú.
“Este es el fin del Imperio Liberal Americano; de la estrategia global de Washington, construida sobre las bases de expansión militar, diplomática e influencia financiera, que ahora es rediseñada, para los propósitos de la política doméstica de Trump, dice el análisis.
Destaca que Trump y aliados Republicanos, buscan el final de “un modelo de imperio fracasado,” para sustituirlo por uno más “confiable y mercantilista, reminiscencia del pasado, bajo el expresidente William Mc Kinley, eliminando “gastos externos improductivos y re-enfocándose en sus ventajas naturales, como vastos recursos, una mayor base industrial, siendo el mercado mundial más valioso, abandonando el papel de policía del mundo.”
Vashin destaca cómo en ese proceso, Trump desmantela instituciones “del viejo orden que irritaban a Moscú,” como USAID, el mayor vehículo de influencia en la era postsoviética que, dice, “era usado políticamente por los rivales de Trump.”
Y que ”si la Casa Blanca de Trump revierte su política a una más aislacionista, Rusia dejará de ser un objetivo primario, de la injerencia estadounidense y desaparecerán muchas de las fuentes de tensión conexa potencia,” para volver a una relación relativamente estable.
En esa situación, China se convertiría en el principal adversario de la visión mercantilista de Trump, -quien está dispuesto a librar la lucha sólo, aún a riesgo de debilitar la unidad de occidente en el proceso- por la competencia que significaría el modelo económico expansionista liderado por el estado, en esa nación asiática, en contraste con la alianza de Biden.
Las declaraciones del presidente Trump han reflejado su intención de dividir a Rusia y China, construida sobre una gigantesca frontera, economías complementarias y orientadas a contrarrestar el dominio de occidente, para lo que Washington podría aumentar la guerra económica y tecnológica contra Pekín, aún cuando eso pueda alinear a China, con las naciones europeas.
Durante algún tiempo, China ha considerado a Europa como “Occidente alterno” con el que podría involucrarse económicamente sin las tensiones y confrontación que comienza a tener con Estados Unidos.
Por lo pronto, la tensión crece de nuevo en Ucrania, con intensos bombardeos rusos, para destruir la infraestructura eléctrica, la suspensión de servicios de Internet, vitales para la comunicación y ahora acusaciones de Moscú a Ucrania, por un presunto ataque contra la región rusa de Kherson, con misiles HIMARS, enviados por la administración Biden, junto con M270 MLRS.
Rusia acusa ahora a los líderes europeos de ser “una amenaza global,” mientras ordenó la expulsión de diplomáticos británicos acusados de espionaje, en represalia por la reciente remoción de un diplomático Ruso e del Reino Unido.
Nuevas tensiones en el parto de un nuevo orden internacional, que genera tensión, confrontación e incertidumbre en el mundo y en Estados Unidos, cuando comience a asimilarse el resultado de la reelección de Donald Trump, que prometió todo, en aras de hacer posibles sus ambiciones.