El peso mexicano es una moneda global que no puede sustraerse de las circunstancias locales. Hoy el peso sufre por las noticias internas que incluyen temas comerciales y electorales, pero también tiene que pagar factura de los asuntos geopolíticos. Esta semana, el peso tuvo una de las depreciaciones diarias más importantes de las últimas semanas … Continued
El peso mexicano es una moneda global que no puede sustraerse de las circunstancias locales.
Hoy el peso sufre por las noticias internas que incluyen temas comerciales y electorales, pero también tiene que pagar factura de los asuntos geopolíticos.
Esta semana, el peso tuvo una de las depreciaciones diarias más importantes de las últimas semanas y vaya que ha tenido episodios complicados en estos tiempos.
Y ahora sí, nadie lo puede negar, no hay manera de desmentirlo. El peso sufrió por la amenaza destructiva del populismo. Por ahora, del populismo italiano. Porque los alcances de las decisiones que allá se tomen tienen repercusiones mundiales por la amenaza de los rupturistas de afectar la Unión Europea.
Italia tiene un nivel de alerta roja por la complicación de sus asuntos electorales y la imposibilidad de formar gobierno. Y de paso España contribuye a la inestabilidad global con la moción de censura al gobierno de Mariano Rajoy planteado por la izquierda.
Italia mandó al diablo a las instituciones y sus enojados electores dieron paso a las absurdas y peligrosas propuestas de dos partidos populistas, uno llamado el Movimiento 5 Estrellas fundado por un cómico y otro La Liga, una organización de corte xenofóbico. Así, Italia y sus enojados electores metieron a su país en la antesala de una crisis que arrastra a Europa y al mundo entero.
La oferta antiestablishment de esos populistas aprovechó el enojo, pero no aportaba soluciones congruentes, sus candidatos son gente poco preparada pero que saben azuzar a la gente que en el hartazgo es incapaz de ponderar los peligros.
Hoy no pueden hacer gobierno y si se convoca a nuevas elecciones en Italia, se convertirá en un referéndum entre sistema y antisistema que podría terminar con Italia fuera de la zona euro. Eso es mucho para un mundo convulso.
La caída bursátil fue global, la depreciación de las monedas emergentes fue general y el vuelo a la calidad fue inmediata. Los bonos estadounidenses y alemanes se atiborraron de capitales que buscaban refugio.
Y como colofón de la crisis europea, el Partido Socialista Obrero Español, de la mano del peor de los populismos español de Podemos, ha impulsado una moción de censura que se discute mismo con el objetivo de tirar al gobierno de Mariano Rajoy.
El Partido Popular no es ninguna blanca paloma, sobre sus espaldas llevan la carga del caso Gürtel, que involucró a importantes figuras de ese partido en hechos de corrupción que tienen ya sentencias condenatorias. Ninguna involucra al gobierno de Mariano Rajoy, pero sí a su partido.
Si logran tirar a Rajoy y convocar a nuevas elecciones, el enojo social por los actos de corrupción puede impulsar las alternativas populistas que no tienen proyecto, pero saben capitalizar el enojo social.
Ni la condición actual de Italia o de España son asuntos tan lejanos a nosotros. Por supuesto por las repercusiones financieras que son globales con historias de este tamaño, pero también porque al final esa ola populista que recorre muchas partes del mundo toca la puerta de nuestra propia realidad.