El pasado 12 de julio Enrique Ochoa Reza, al rendir protesta como presidente nacional del PRI, expresó: “Tenemos que ser un partido que señale la corrupción de los gobiernos emanados de nuestras filas, que exija su fiscalización, incluso su destitución”, resaltó el extitular de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), quien recibió 1,206,271 pesos como … Continued
El pasado 12 de julio Enrique Ochoa Reza, al rendir protesta como presidente nacional del PRI, expresó: “Tenemos que ser un partido que señale la corrupción de los gobiernos emanados de nuestras filas, que exija su fiscalización, incluso su destitución”, resaltó el extitular de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), quien recibió 1,206,271 pesos como liquidación y gratificación —a pesar de que su renuncia fue voluntaria— por los dos años, cinco meses y cuatro días que estuvo al frente de la CFE; liquidación que en el mejor de los casos puede ser legal pero que está muy lejos de ser ética.
Hoy, 114 días después de su discurso anticorrupción con el que Ochoa Reza estrenó cargo en el Revolucionario Institucional, sólo tiene en su haber la expulsión de Javier Duarte, cuando éste ya era gobernador con licencia de Veracruz. En plena fuga, al corrupto veracruzano la expulsión del PRI le importó cuatro toneladas de madre.
Algo similar es lo sucedido con Guillermo Padrés, el exgobernador de Sonora, fichado por la Interpol y quien también, de momento, no está visible para nadie; a éste, el PAN únicamente le ha suspendido sus derechos partidistas, no se le ha expulsado hasta no recabar información y elementos de juicio “para poder emitir una solución sólida” —manifestó Luis Felipe Bravo Mena, fiscal del blanquiazul—. Acción Nacional tiene otro cadáver en el clóset, Luis Armando Reynoso Femat, exgobernador de Aguascalientes, acusado de peculado y libre bajo fianza.
Total, en ambos partidos, una pura simulación. ¿Usted cree que a dos delincuentes gubernamentales como los aquí expuestos les importa mucho seguir perteneciendo al partido que les permitió subir al poder desde donde jodieron a México?
Pero es mayor el peso de la carga para Ochoa Reza, quien no sólo con Duarte de Ochoa tiene una espina clavada —quiero suponer que a don Enrique II en serio le preocupan el desprestigio de su partido y el daño patrimonial causado a la nación por gobernantes emanados de éste— sino que además del susodicho tiene una larga lista —no más larga que la cola que los enlistados tienen— de miembros de su partido sospechosos —por decir lo menos— de corrupción.
Además del ya mencionado Duarte y los ya recluidos Andrés Granier, que gobernó Tabasco mientras se compraba zapatos, y Jesús García Reina, gobernador interino de Michoacán y miembro de Los Caballeros Templarios; en el elenco de presuntos pillos está otro Duarte, de nombre César, que mal gobernó Chihuahua, a quien cada día se le encuentran más cargos y delitos que perseguir. Al decir de su sucesor, Javier Corral, dejó la administración en bancarrota con un déficit de 7 mil 207 millones de pesos. Corral aseveró que cuenta con elementos para que la Procuraduría General de la República (PGR) gire una orden de aprehensión en contra de su antecesor por el uso, no aclarado, de 64 millones de pesos para asociarse al Banco Progreso.
Otro exgobernador que anda tan campante como si hubiera hecho una gracia, es el de Quintana Roo, Roberto Borge, acusado de apropiarse de terrenos y de contar con los servicios de una aerolínea local para transportar a su familia con cargo al erario; los prestadores de servicios en las playas de este destino turístico lo culpan de no haber atendido el problema de la invasión de sargazo —dañina alga marina— en la zona, porque “se llevó todo el dinero y no hay recursos para atender esta situación”, aseguró el presidente de la Asociación de Hoteles de Cancún y Puerto Morelos.
En el listado de listos que jamás se levantaron con la intención de joder a México pero que ya entrado el día les dieron ganas de hacerlo, tenemos al gran Humberto Moreira Valdés, corresponsable de que la deuda de Coahuila haya crecido, durante su mandato, de 323 millones de pesos a 36 mil 675.8 millones de los hoy devaluados. En un juicio que se desarrolla en Texas, Moreira ha sido mencionado por líderes de los cárteles de droga. La investigación incluye robo de dinero de las arcas públicas. El hermano de Humberto, el actual gobernador de la norteña entidad, Rubén de los mismos apellidos, no entona mal nuestro folklore —no canta mal las rancheras— al decir de Álvaro Jaime Arellano, primer regidor del ayuntamiento de Sabinas, quien lo acusa de formar parte de una red de corrupción para la extracción ilegal de carbón.
Y a los ya mencionados habría que agregar a Jorge Torres, sustituto de Humberto Moreira en la gubernatura coahuilense que anda huido. A la lista de coludos se suman Rodrigo Medina, Fausto Vallejo, Fidel Herrera Beltrán, Tomás Yarrington, y, si la lista es justa, tal vez quepa en ella don Arturo Montiel Rejas, perdón, Rojas.
No deja de ser paradójico que durante su campaña electoral del 2012 Enrique Peña Nieto, al presentarse en el programa de televisión Tercer Grado, expresó: “Los gobernadores de la gran mayoría de las entidades son jóvenes actores de la nueva generación política que forma parte (del PRI): el gobernador de Quintana Roo, Beto Borge; el gobernador de Veracruz, Javier Duarte; César Duarte, gobernador de Chihuahua; el gobernador de Campeche; todos son parte de una generación nueva que ha sido parte del proceso de renovación del partido”.
Usted puede buscar esta declaración en YouTube Tercer Grado, con Peña Nieto aproximadamente en el minuto 6 con 4 segundos.
PD: La palabra goberladrones me la sugirió el lector Héctor Hernández.