La desesperación de la derrota de los conservadores los lleva a tener líderes y banderas ajenas. Adoptan como propias ante la usencia de ideas que les caractericen como es el caso de Trump como líder y posible enemigo de la 4T
Una asamblea que convocó a más de 350 mil personas, cálculo oficial, habla de un tiempo de cambios, de transformación, pero también de compromisos mutuos. La confianza es recíproca. Esto quiere decir que poco a poco los mexicanos recuperan la certeza que debe tener un pueblo sabio en sus mandatarios obedientes.
Obedientes a los designios de la gente y no a las imposiciones de los poderosos, como se acostumbraba en el viejo régimen.
Sutil, pero contundente, Claudia Sheinbaum narró cómo tiene un estilo personal de gobernar, dejó atrás los rumores que, entre murmullos, la oposición quería filtrar como verdades absolutas sobre la omnipresencia del expresidente Andrés Manuel López Obrador.
“Agradezco su presencia en esta hermosa asamblea, en este maravilloso zócalo, corazón de la República, escenario de acontecimientos históricos, donde tantas veces nos hemos reunido”. Desde los días en que la disidencia los jóvenes estudiantes arriesgaban la vida protestando en el zócalo hasta ahora, donde quien gritaba libertad es capaz de otorgarla con toda la felicidad que el término implica.
La presidenta rindió cuentas de 100 días de gobierno que reúnen más trabajo que algunos expresidentes en todo el sexenio. Los conservadores intentaron, a lo largo de 100 días, que hubiera copia al carbón del sexenio de López Obrador o ruptura entre él y Claudia. Ni una cosa ni otra, solo congruencia, porque cuando el pueblo manda, cuando es escuchado, la orden viene de la gente y no de los funcionarios, como sucedía en el pasado.
Desde la víspera la oposición empezó a manifestarse en los medios convencionales, argumentando absurdos como el hecho de que todavía le faltaba a la presidenta Claudia Sheinbaum retos por vencer y metas por alcanzar. Es decir, querían que todo lo anunciado en campaña se cumpliera en 100 días, cuando en realidad son tres meses de trabajo. En este informe pudo apreciarse un gabinete de personajes que saben lo que hacen, con el perfil de acuerdo con sus conocimientos y experiencia. Una presencia de funcionarios que ofrecía certeza y compromiso.
La presidenta refrendó “nuestro compromiso de estar siempre cerca, gobernar con el pueblo, para el pueblo y frente al pueblo”. Explicó lo que quiere decir segundo piso y reiteró el nombre de quien sentó los cimientos de esta transformación.
Dijo, entre líneas, que puede haber muchos presidentes, pero el pueblo es el mismo si los mandatarios caminan de la mano de la gente.
La presidenta en su informe no podía dejar al margen de sus palabras el papel de los medios, la “comentocracia”, diría ella, aliada a los adversarios políticos y aprovechar para reiterar que no regresaremos al modelo neoliberal, les quiso decir que esos subsidios indebidos, ilegales y criminales, que se intentaron hacer ley, seguirán sin otorgarse. Es sintomático el hecho de que los medios cuestionen los programas sociales, que caminan bien, para los sectores más vulnerables, pero no hablan de las grandes cantidades de dinero que les entregaba el gobierno para simular información y tergiversar datos. Es decir, ellos prefieren que ese dinero de programas sociales se vaya a las arcas de los grandes medios, no hay otra explicación, pero la presidenta fue muy clara al respecto.
Desenmascaró a los contrincantes al señalar que se van a quedar con las ganas de ver el fracaso de la 4T. Hubo también quienes apostaron a la derrota de las mujeres en cargos de decisiones trascendentes, históricas, inéditas no solo en México, sino en el mundo, como el hecho de que sea el pueblo el que escoja a sus jueces y juezas, magistrados y magistradas, ministros y ministras.
Comentó: “Que no haya dudas, el poder judicial será autónomo, si el objetivo hubiera sido que la presidenta controlara la Suprema Corte, hubiéramos hecho una reforma al estilo Zedillo, que con la alianza del PRIAN en el año 1995 desaparecieron la Corte y nombraron una nueva a su contentillo”.
Firme y sin titubeos señaló claramente “…a quienes creen que presidenta se escribe con “e”, a los que con cobardía no pueden reconocer que las mujeres somos personas, a esos que aún no han entendido que las mujeres podemos, les decimos: así como llevamos un hogar, así como somos madres y abuelas, también tenemos la fuerza, la entereza, el temple y la capacidad para ser bomberas, ingenieras, astronautas, doctoras, abogadas y comandantas supremas de las fuerzas armadas”.
Subrayó el humanismo mexicano, inédito también en la política contemporánea, donde “la discriminación, el racismo, el clasismo y el machismo, son vestigios del pasado”.
Habló de las 12 reformas constitucionales y 16 leyes secundarias que en ese lapso se realizaron. Así como el reconocimiento y derechos plenos de los pueblos y comunidades indígenas y afromexicanos, sobre todo a las mujeres, el derecho del Estado mexicano a usar las vías para ferrocarriles de pasajeros, la recuperación de Pemex y CFE como empresas del pueblo de México.
La consolidación de programas a los que dio categoría de ley, y leyes que elevó a rango constitucional, así como áreas nuevas de expresión de quienes anteriormente carecían de voz. Todo en 100 días en los que la oposición queda desarticulada, pulverizó sus críticas y anunció que se seguirá trabajando en favor del pueblo.
La desesperación de la derrota de los conservadores los lleva a tener líderes y banderas ajenas. Adoptan como propias ante la usencia de ideas que les caractericen como es el caso de Trump como líder y posible enemigo de la 4T.
Porque en materia de política exterior, su porcentaje de simpatías internas –que van del 86 por ciento (VOTIA), 80 por ciento (El País), 80 por ciento (De las Heras), 78 por ciento, El Financiero, 77 por ciento (El Universal), entre otras–, le permite ver a los presidentes del resto del mundo con mayor holgura sin la presión de críticas internas o descalificaciones externas por falta de legitimidad en su país. Así, hizo levantar de su asiento a su gabinete cuando afirmó, con un eco que traspasó fronteras: “siempre tendremos la frente en alto, México es un país libre, independiente y soberano. Como lo he dicho, nos coordinamos, colaboramos, más no nos subordinamos”.
No sin antes pronosticar una buena relación con el presidente electo del vecino país del norte y solidarizarse con los estadounidenses que viven la desgracia del incendio más grande y grave de la historia de Estados Unidos.
PEGA Y CORRE. – Gavin Newsom agradeció a México, principalmente a la presidenta Claudia Sheinbaum, la ayuda de los mexicanos al enviar bomberos expertos, topos, y una sentida y profunda solidaridad para controlar el incendio en Los Ángeles, para cuya reconstrucción será indispensable la mano de obra de los migrantes de todo el mundo…
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